EL CRECIMIENTO DE LA CAPITAL ARAGONESA

El barrio de Zaragoza que se ha convertido en 'la segunda ciudad de Aragón'

Este barrio, el más diverso y habitado de toda Zaragoza, se expandió en el siglo XX entre dos estaciones ferroviarias y con una incipiente industria como polo tractor de población

El barrio en el corazón de Zaragoza que quiere volver a latir

El barrio de Zaragoza que nació sobre un convento y ya tiene una estrecha michelín

La calle Delicias es una arteria comercial del barrio y de la capital aragonesa.

La calle Delicias es una arteria comercial del barrio y de la capital aragonesa. / JOSEMA MOLINA

Hay quien dice que Delicias es la segunda ciudad de Aragón. Y, aunque sea un barrio de Zaragoza y no una localidad con entidad propia, lo cierto es que sus alrededor de 100.000 habitantes la situarían claramente como la segunda población más concurrida de la comunidad. Este gigante demográfico es también el más diverso y su impronta está marcada, primero, por las estaciones ferroviarias que llegaron en el siglo XIX y, después, por la incipiente industria que se nutrió del éxodo rural vivido en la anterior centuria. La evolución experimentada en sus últimas décadas y en los primeros compases del milenio da también forma a este distrito de raigambre obrera y uno de los más populares de la capital aragonesa.

«La llegada del tren realmente fue muy importante para el crecimiento del barrio», dice el presidente de la asociación vecinal Manuel Viola, José Luis Zúñiga. Este rememora cómo lo que se conocía como la explanada se fue transformando, poco a poco, al calor de las estaciones del Portillo, llamada originalmente como la del Santo Sepulcro, y la de Cariñena. Esta última se ubicada en el entorno de la calle Santander y desapareció en los años 40 tras caer en desuso con la llegada de la estación de Caminreal, hoy la intermodal de, cómo no, Delicias.

Así, el barrio fue creciendo desde el eje que marcaban esas dos estaciones primigenias hacia el oeste. En esos finales del siglo XIX y principios del XX, vaquerías y campos con huertas ocupaban también la zona. El paisaje fue evolucionando conforme pasaban los años, también con sus peculiaridades. En esas décadas iniciales del siglo pasado, por ejemplo, fue cuando pasó a tener la denominación de Las Delicias, en referencia a lo que ahora es la zona central del barrio.

También, ya en los años 30, llegó la Ciudad Jardín, un entorno muy distinto basado en viviendas ajardinadas, en un principio, destinadas a residentes que vivían en inmuebles en mal estado.

El parque Delicias, una de las zonas verdes del barrio.

El parque Delicias, una de las zonas verdes del barrio. / JOSEMA MOLINA

De esta década data la peculiar zona de La Bozada, en aquellos momentos, eminentemente rural y que toma su nombre de la propietaria de los terrenos, Gutiérrez de la Bozada. «Sería como una especie de delicias en pequeñito», ejemplifica Zúñiga sobre este lugar del barrio, hoy en día y ya desde hace décadas, totalmente urbanizado. El presidente del colectivo de vecinos continúa su repaso al pasado con una visita a las décadas de los 50 y los 60. Es en esta, «con el éxodo de los pueblos de Zaragoza y Aragón, e incluso de la provincia de Soria, cuando viene el verdadero boom especulativo del barrio, que empieza a dar unos saltos impresionantes de habitantes».

Fábricas y vías

Ese crecimiento fue consolidando en la década de los 70 a «un barrio de gente obrera»; trabajadores de empresas como la de Tudor o Criado y Lorenzo, pero también de Renfe. «Todas esas fábricas que eran muy importantes», recalca Zúñiga

En los terrenos de una de ellas, la de Material Móvil y Construcciones, donde se construían los tranvías, surgió en esta década otro de los entornos urbanos más reconocibles de Delicias: Parque Roma. «De ser una fábrica impresionante, al final se hizo una especulación tremenda», señala el presidente de la asociación de vecinos. «Aunque no es una zona hostil para vivir, sí que es cierto que, para un espacio no excesivamente grande, 5.000 viviendas es una barbaridad», evalúa. La Bombarda y Monsalud también surgen en esos años 70 de crecimiento, a veces, sin un orden urbanístico claramente definido.

En este contexto, la calle Delicias se eleva como una arteria comercial del barrio e, incluso, de la ciudad. «Siempre ha tenido, como la avenida Madrid, una aureola de centro comercial y ha sido muy importante en el barrio y aledaños», indica el presidente vecinal. Sin embargo, matiza que, con los años, «no se ha sabido dar el toque para mantener esa configuración» de centro comercial a cielo abierto.

Una casa unifamiliar de la Ciudad Jardín.

Una casa unifamiliar de la Ciudad Jardín. / JOSEMA MOLINA

Hablando de este tipo de espacios, Adrían Murillo, un vecino de toda la vida de Delicias, rememora cómo fue «todo un acontecimiento» cuando se abrió el centro comercial Augusta, en lo que fueron los terrenos de la antigua fábrica de Tudor. «Recuerdo ir de pequeño a los recreativos del Continente -hoy, Carrefour- y, si había dinero, al cine», cuenta.

También asegura que es un buen barrio para vivir y, para explicar cómo es, recomienda escuchar la canción de Furelguti Delicia de Delicias, donde el rapero hace una radiografía en verso de la zona. En este punto, este vecino se refiere también al posible problema de inseguridad. «No lo he vivido», afirma. «No veo que haya un problema de inseguridad; sí que hay zonas con mucha más inmigración, pero veo que no es gente que venga a delinquir», añade .

Sobre este asunto, el presidente de la asociación de vecinos señala que, «sin negar que haya problemas, no es la sensación de la ciudad que Delicias sea un barrio peligroso». En ese sentido, matiza que puede existir «un problema de convivencia», pero «no de delincuencia».

Falta de equipamientos

Más allá de este tema, Zúñiga pone su mirada en otros problemas del entorno, como los equipamientos. «No estamos como hace 15 años, pero equipamientos para mayores hacen falta, se quedan muy escasos los que hay», dice sobre unos servicios que también ve insuficientes para la población infantil.

Precisamente, una de las reivindicaciones que saca a colación el representante de la asociación vecinal es la de construir un colegio en el entorno de la calle Moncayo, donde hay ahora una guardería. «Creíamos que se podría haber hecho algo más útil con ese solar», dice sobre una propuesta que «siempre se ha descartado por parte de la DGA».

El Centro Cívico Delicias, en la avenida Navarra.

El Centro Cívico Delicias, en la avenida Navarra. / JOSEMA MOLINA

«Es cierto que las necesidades siguen existiendo, Delicias sigue teniendo muchos niños. Creo que, entre 4 y 16 años, cerca de 16.000, y lo que estamos haciendo es expulsarlos todos fuera», explica sobre una situación que responde también a que algunos de los centros educativos del barrio no estén lo suficientemente bien equipados.

Ahora, con la perspectiva de reurbanización del entorno del Portillo, Zúñiga espera que, «si no se especula de una manera excesiva, habrá posibilidades de plantear algún equipamiento tanto de ciudad como de proximidad para toda esa zona». Al respecto, señala que lo único que conocen, por el momento, es «que van a hacer casas y poco más», en referencia a las «200 viviendas» planeadas en esta ubicación, y «sin saber exactamente qué va a pasar con la estación vieja -del Portillo-, y con correos».

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