El marido de Gemma Gasca, Edwin, es un firme candidato para ser víctima de una próxima expulsión exprés, para la que incluso temen una fecha concreta: el 3 de agosto, cuando acuda a la cárcel para firmar el fin de su condena. Sería expulsado a su Nicaragua natal teniendo mujer, un hijo de tres años y toda su familia en España.

Gemma y su marido, explica la mujer, se enamoraron cuando ambos trabajaban en distintos puestos del mercado de Delicias, y desde el primer momento él le confesó que estaba en espera de juicio por una pelea en la que participó el primer fin de semana en el que salió por Zaragoza, con 19 años y recién llegado. Eso fue hace nueve años.

Mientras llegaba el juicio se enamoraron. Pero llegó la vista y le condenaron a tres años y medio de cárcel, conmutados por cinco de exilio. Edwin volvió con su familia pese a la orden y lo detuvieron y encarcelaron; un caso que los abogados consultados no se explican, porque lo normal es que no se pueda revertir la expulsión. Con antecedentes no ha podido renovar el permiso y ahora pesa sobre él otro exilio de cinco años.

«Es una doble condena, él ya ha pagado lo que pasó hace nueve años», lamenta Gemma. «No miran por mi ni por mi hijo, vivimos en una angustia constante», añade.