Reuniones canceladas, vuelos perdidos, vacaciones estropeadas, citas médicas malgastadas y retrasos generalizados. La estación de Delicias de Zaragoza fue ayer uno de los eslabones del caos generalizado en el que se convirtieron las líneas de alta velocidad del corredor Madrid-Barcelona tras el sabotaje de los cables de fibra óptica que aseguran la seguridad de los trenes en Gélida (Tarragona). La resignación era el sentimiento mayoritario. Algunos usuarios reprochaban a los trabajadores la falta de alternativas para poder realizar sus viajes, pero en general todos asumían que tendrían que cancelar sus planes. La mayoría sufrió retrasos de unas cuatro horas para poder ser recolocados en otros trenes. Pocos optaron por bus o taxi como solución.

El corte de cuatro cables de fibra óptica que controlan la circulación obligó a parar el tráfico entre Tarragona y la frontera. El sabotaje, hipótesis que la Policía autonómica catalana considera más probable frente a la de un intento fallido de robo de cable de cobre, se produjo a las siete de la mañana, una hora punta y estratégica por su incidencia en toda la jornada. La rotura dejó a ciegas el sistema de regulación de tráfico y de inmediato obligó a parar la línea por seguridad. Un total de 13.000 pasajeros, muchos de los cuales se quejaron de falta de información, y 40 trenes, dos parados en medio del campo, resultaron afectados. Por Delicias tendrían que haber pasado catorce de los convoyes afectados. Tres horas después se reabrió la línea, pero la normalidad tardó otras tres en llegar.

La ministra de Fomento, Ana Pastor, explicó desde Luxemburgo, donde se encontraba para celebrar un consejo de ministros de Transporte de la Unión Europea, que los autores «destrozaron la valla y la fibra óptica, tanto la fibra principal como la fibra secundaria, en las dos vías».

Preguntada acerca de si los hechos se debían a un posible sabotaje, Pastor se limitó a decir que lo están investigando los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, los Mossos d'Esquadra y también los servicios técnicos de Adif, que desplazaron inmediatamente un equipo al lugar de los hechos.

INFORMACIÓN

Renfe también destacó que durante la mañana de ayer movilizó a varios centenares de profesionales para atender a los clientes afectados por la incidencia tanto en trenes como en estaciones. La compañía fue informando a través de los diferentes canales, como el personal de atención en estaciones y a bordo, megafonía, página web y redes sociales.

Los viajeros en Zaragoza iban conociendo los desvíos y alternativas anunciados de viva voz por los empleados de la estación. El tren que llegaba de San Sebastián con destino a Barcelona fue desalojado para albergar a los viajeros con destino al País Vasco que desde hacía varias horas esperaban en los andenes. Maniobras similares se improvisaron con dos convoyes llegados de Madrid para acoger a las personas que viajaban a Sevilla. En el interior de los vagones no regía la numeración de los billetes, lo que provocó diversas quejas de los usuarios.

Los mayores agobios e incidencias con los viajeros tuvieron lugar en las estaciones catalanas. El caos se adueñó durante las primeras horas de la estación de Sants, en Barcelona, donde la habitual gran afluencia de viajeros se multiplicó al tener que acoger a personas que debían viajar en la alta velocidad y que no podíanhacerlo por la incidencia. También se vivieron colas y nervios en la estación del AVE del Camp de Tarragona, donde algunos viajeros comprobaron, con sorpresa, que los autobuses alternativos que supuestamente debían trasladarlos hasta Barcelona solo llegaban hasta Tarragona ciudad, desde donde debieron coger un tren de media distancia hasta la ciudad condal.

Twitter y Facebook se convirtieron en la caja de resonancia del malestar de muchos viajeros perjudicados por la incidencia. El exministro de Industria Miguel Sebastián criticó que Renfe hubiera ofrecido "información 0" sobre la crisis ferroviaria.