El 4 de abril Juan García Blasco, a petición de la Junta de Portavoces, tomó las riendas de la negociación entre la empresa y los trabajadores del bus urbano. Por aquel entonces el conflicto acumulaba 118 días, con un fuerte enfrentamiento entre las partes y los problemas se trasladaban a la calle con el malestar de los ciudadanos, que llegaron a protagonizar protestas dentro de los autobuses. El día 9 se vieron los primeros resultados del giro que dio la estrategia: se decidió suspender los paros --con unos servicios mínimos de solo el 30%-- para que unos y otros pudiesen acercar posturas. Se cumplían entonces 122 jornadas de huelga. En las paradas volvió la normalidad, lo que contribuyó a relajar la situación. Algo que dio oxígeno. Continuaron las conversaciones, ya sin el apremio del problema a pie de calle y el 26 de abril se llegó a un principio de acuerdo, que fue ratificado por los trabajadores en referéndum. Juan García Blasco: "He hecho una valoración de mi labor y ahora es cuestión de llegar a un acuerdo".