Apoño se quedó ayer fuera de la convocatoria por unas molestias en los isquiotibiales, según la versión que ofreció el club. Fue el único de los jugadores supuestamente importantes del equipo que hoy no estará en Granada. La secuencia de la vida profesional de Apoño en los últimos días es la siguiente: incidente en la Ciudad Deportiva en el encuentro del filial el sábado, mal partido el lunes ante el Celta, con un llamativo hundimiento físico en la segunda parte, recuperación al margen del resto y sin entrenar el martes por problemas musculares y no citación.

Estos son los hechos. Luego cada cual puede pensar lo que quiera y hacer la interpretación de la situación que más le apetezca. Para eso el pensamiento es libre. Pero independientemente de cualesquiera que sean las lecturas, Apoño tiene ahora mismo dos problemas importantes que resolver. El primero, futbolístico.

Se trata de una apuesta de club para varios años con un desembolso de ficha elevado en el escalafón salarial del Real Zaragoza. Es decir, es un jugador del que se espera un rendimiento alto. No es un Babovic, ni un Álamo. A priori, Apoño tiene calidad, buen desplazamiento en largo, pase en corto y disparo. Sin embargo en estos tres primeros meses de competición su nivel ha estado por debajo de las expectativas. Ha jugado de forma muy irregular, inconstante, sin brillo y con un serio problema de desplome físico conforme avanza el minutaje de los partidos. Hasta hoy, no ha sido el hombre decisivo que se esperaba que fuera. Solo ha alcanzado ese rango en los penaltis, donde es infalible.

Y el segundo, de comportamiento. El Málaga facilitó su fichaje en verano, toda vez que Manuel Pellegrini, el técnico, no quería al centrocampista en su grupo de trabajo. Apoño es un futbolista difícil para los entrenadores. Este año ya ha protagonizado varios episodios. Y en esto ha de ser él mismo el que se dé cuenta de que camina en la dirección equivocada. Que no escuchar, que enrocarse, que no corregirse ya no es solo un error sino un problema de educación futbolística.