EL 2009 fue un año para el olvido en la historia de Seat y el 2010 tampoco será muy boyante. Los 339 millones de pérdidas operativas cosechadas en el ejercicio pasado, que suponen multiplicar por cuatro los números rojos de 78 millones del 2008, convirtieron a Seat en el "hijo enfermo" del grupo Volkswagen (VW), según el presidente del consejo de administración de la filial, Francisco Javier García Sanz. El agujero de Seat complicó las cosas a VW en un ejercicio difícil que se saldó con una caída del beneficio neto del 81%.