La provincia de Teruel ha perdido casi la mitad de su población en apenas cien años. Desde 1900 hasta el 2000, la tasa de habitantes de la región se ha reducido un 44%, cifra que alcanza el 15% en el caso de Huesca. El fenómeno de la despoblación ha afectado especialmente a Aragón, que compensa las pérdidas con el crecimiento de Zaragoza, cuya población aumentó un 107% en el siglo XX. Así lo constata un estudio presentado recientemente por la Fundación BBVA, que lleva el título Evolución de la población española en el siglo XX y recoge los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística.

El caso aragonés, se asegura en la publicación, es similar al español en la medida que ha experimentado una evolución demográfica desigual en sus territorios. Mientras que Zaragoza ha concentrado y atraído a la mayoría de habitantes, las provincias periféricas se han despoblado. Sin embargo, los datos globales sitúan a la comunidad en los últimos puestos del ránking de crecimiento. Durante el siglo pasado, la población aragonesa aumentó un 33%, porcentaje inferior a la media española, que alcanza el 112%.

LAS VARIABLES DEL CAMBIO Dos de los factores que más han influido para que Aragón haya llegado a la situación actual han sido los movimientos migratorios y el descenso en las tasas de nacimientos. En 1900, la población foránea suponía el 0,8% en la comunidad, cifra que en 1980 había crecido muy poco y rozaba el 0,15%. La tendencia cambió en el 2000, cuando el censo de extranjeros se multiplicó hasta alcanzar el 2,52%.

De hecho, los movimientos migratorios entre 1900 y 1980 tendieron a la salida de la población, especialmente de Huesca y Teruel, provincia esta última que destaca en el informe por su "preocupante despoblación" junto con Ávila, Segovia, Cuenca y Palencia, que han reducido su densidad de población durante el último siglo.

Los años posteriores a la Guerra Civil y la década de 1955 a 1965 fueron los años en los que más españoles cruzaron la frontera y protagonizaron el éxodo hacia Europa. En total, 964.916 personas emigraron a otras naciones.

Respecto al movimiento natural de la población aragonesa en la última centuria, se observa un empeoramiento en la tasa de nacimientos. Si en el quinquenio 1900-1905 el número de alumbramientos representó el 17,9% de la población, este descendió hasta el 3,8% entre 1995 y el 2000. En este periodo coincidió que el número de fallecimientos fue mayor, razón por la que el crecimiento vegetativo en el último lustro del siglo fue del 1,4% en sentido negativo, frente al crecimiento nacional del 1,8%.

El director del estudio, el estadístico y economista Julio Alcaide, explicó durante la presentación que lo "deseable" sería una redistribución de los habitantes por todas las provincias y que estas tuvieran un desarrollo industrial similar para evitar situaciones como las de Soria o Teruel, que tienen cifras de población "irrisorias y propias de países subdesarrollados".

En cuanto a sexo y edad, la población mostró en la primera mitad de siglo un relativo equilibrio entre hombres y mujeres, que se alteró entre 1975 y el 2000 con la masiva inmigración masculina. Además, a medida que avanzaban los años, la población fue envejeciendo dando lugar a una pirámide de población invertida. A finales del siglo XX, se detectó una clara disminución de los menores de 16 años y un notable aumento de los mayores de 65 años. No obstante, la llegada de inmigrantes jóvenes que tienen muchos hijos está contribuyendo a recuperar la pirámide de edad de la población española y aragonesa.