En el año 2000, la localidad turolense de Aguaviva decidió ofrecer puestos de trabajo y pisos de alquiler a ciudadanos argentinos para repoblar el municipio. Tras un periodo de prueba podrían traer a sus familias si decidían quedarse. La localidad ofertó 13 empleos y el país suramericano demandó 5.000. Un año más tarde, diez familias argentinas y dos uruguayas se habían establecido ya en el pueblo y el número de niños había pasado de 50 a 84.

Actualmente, según explicó el presidente de la Asociación Española de Municipios Contra la Despoblación, Luis Bricio, en Aguaviva hay unas 40 familias extranjeras. Son 100 adultos y 20 niños. "La actividad económica del pueblo se ha triplicado, se han construido 50 nuevas viviendas y se han arreglado otras tantas. Las empresas han duplicado su personal y, tras siete años de experiencia, estamos muy satisfechos", aseguró.