El negocio que montó Pilar con su marido en Gran Vía, 13 fue una apuesta de ambos por una zona en la que, en aquellos momentos, era difícil arriesgar. Se interesaron en el local pocos meses antes de que la línea se fuera a poner en servicio y Gran Vía estaba totalmente levantada por las obras y prácticamente inaccesible para el tráfico rodado. ¿Quién iba a pasar por allí? Pero confiaban en que el tranvía iba a ser un valor seguro y que movería a mucha gente, a bordo, en el bulevar y por la acera. E invirtieron en él.

Montaron su óptica después de negociar con el propietario una rebaja en el precio porque, al estar en obras, las condiciones tenían que ser otras, aunque "ahora el precio cambiará seguro", reconocen.

Pero lo cierto es que admiten que "aunque nunca hicimos unas previsiones de ventas, se han mejorado todas nuestras expectativas". Ellos trabajaban en un negocio similar por cuenta ajena, pero Solución Óptica es el proyecto de estos dos jóvenes emprendedores que sabían que las claves del éxito pasaban por "estar en un lugar visible y tener una fachada llamativa".

Los resultados no tardaron en llegar y "algunos clientes nos reconocen que se han enterado de que estábamos aquí porque lo han visto cuando llegaban con el tranvía a Gran Vía". Esa es la principal aportación que les hace, ya que es "un soporte de publicidad gratuito para todos".

Están a pocos metros de la parada de final de línea, pero entre sus clientes habituales ya se encuentran "muchos que vienen de Valdespartera o Casablanca". Impensable para ellos al principio. "Al menos que fueran tantos", añaden.