El exdelegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, ni escondió ni esconde su simpatía por el movimiento del 15-M, aunque discrepa de que mostrara cierta manga ancha con la acampada de hace un año. "Si tuve manga ancha o estrecha es opinable, pero creo que hice lo que tenía que hacer, y no opino sobre lo que vayan a hacer otros", remarca.

En cualquier caso, es innegable que en repetidas ocasiones Fernández manifestó su simpatía por el movimiento, del que siempre defendió su carácter pacífico. "Siempre hablé a favor del 15-M, porque era un movimiento de protesta fuerte, espontáneo y distinto a lo habitual. Hay que distinguirlo de las adherencias que sufrió por parte de grupos que querían sembrar discordia. Yo no he tenido que ver con ellos, pero siempre me pareció una iniciativa muy notable, a tomar en cuenta", remarca.

Sobre la evolución del movimiento, cree que "es lógico que no se pudiera mantener en el tiempo como está, cualquiera que haya estudiado este tipo se movimientos sociales sabe que suelen evolucionar de forma parecida", explica. Otra cosa es que viera con buenos ojos una repetición de la invasión pacífica de la plaza del Pilar. "Algún pequeño gesto de recuerdo sería adecuado, pero repetir lo mismo ya no sería lo original que fue la primera acampada. En cualquier caso, dependerá de lo que quieran hacer, yo no digo nada", subraya Fernández.

La evolución le convence más en cuanto a la integración del 15-M en las asambleas de barrio, "una salida interesante de encauzar las demandas", que de otra forma "hubieran acabado en nada". Sin embargo, no muestra igual entusiasmo con iniciativas como la marea verde --por la educación pública-- o Stop Desahucios. "Estas iniciativas también son lógicas en un movimiento heterogéneo como el 15-M, pero creo que no son lo mismo, integran gente de otras sensibilidades", opina.