El 15-M sembró y el 14-N se están recogiendo ya importantes frutos. La Marea Verde de la educación, la Blanca de la sanidad y la Naranja de asuntos sociales provienen de aquellas protestas espontáneas y han conseguido convertirse en líderes de las protestas de la huelga general en Zaragoza. El empeño en organizar infinidad de actos --originales o no-- para defender el Estado de Bienestar que ahora nos están rompiendo y la constancia diaria de sus protestas ha servido para reunir a otros muchos zaragozanos que, quizás no estaban tan concienciados, pero que se han sumado al empeño durante este tiempo. Las mareas han calado y hay que mimarlas y animarlas. Ahí radicó el miércoles buena parte del éxito de la masiva protesta general.

No es casualidad que a la manifestación alternativa de CGT y otros colectivos acudieran unas 20.000 personas --muchas de ellas también provenientes de las mareas--. El espíritu de todos estos zaragozanos es un plus que no debe despreciarse. Por eso quizás el líder de CCOO-Aragón, Julián Buey, lanzó tras la manifestación de los sindicatos tradicionales un guiño a estos alternativos para ir juntos en próximas convocatorias sindicales. Él y su colega de UGT saben que los otros han tomado mucho mejor el pulso a este difícil momento y temen que mientras ellos y sus correligionarios se convierten en sindicalistas de despacho y de la función pública, esos otros recojan mucho mejor la tensión laboral de este momento. Como así está sucediendo en sectores industriales donde sindicatos no tan mayoritarios se están haciendo huecos importantes.

La calle está necesitada de líderes para todo. Y en Zaragoza, las mareas, como colectivo reivindicativo, han conseguido aglutinar inquietudes, animar a los ciudadanos e impulsar la marcha hacia la salida del bache.