Las dimensiones de una cabalgata pueden medirse de muchas maneras. Una, por descontado, es lo que les cuesta a sus organizadores. 94.000 euros, en el caso de Zaragoza, y 39.000 y 13.000, en el de Huesca y Teruel respectivamente. O los participantes, clasificación en la que Teruel iguala, con 450, a la capital aragonesa, por encima de los 300 de Huesca. Y otra, de la que presumen organizadores de las ciudades y municipios de todo Aragón, las ingentes cantidades de caramelos que las comitivas de los Reyes Magos lanzan desde sus carrozas a los miles de niños que se agolpan para verles. En Zaragoza, fueron 250 kilos. En Huesca, 50, y en Teruel... ¡1.800! 50 de ellos, eso sí, sin gluten.