Los Reyes Magos llegaron este año con aroma retro en Zaragoza y Teruel, con cabalgatas inspiradas en el siglo XIX y el Modernismo, respectivamente. Y la novedad, al parecer, gustó. En Huesca también destacó la participación del público, con hasta 8.000 asistentes al desfile.

El séquito de Sus Majestades en Zaragoza no varió demasiado, con sus bailarines, pajes e incluso elefantes. Con la magia propia de los Reyes, habían estado ya en varios barrios de la ciudad, entre los que destacó Las Fuentes, donde fueron invitados por los comerciantes, a mediodía.

En tren

Pero su llegada oficial fue sobre las cuatro de la tarde, en tren, a la estación de Goya. Y, tras tomar fuerzas, recorrieron todo el centro de la ciudad, del colegio Joaquín Costa a la plaza del Pilar, entre aplausos y vítores. El medio millar de bailarines, que recordaron los dormitorios de los niños, las amas de llaves decimonónicas, e incluso unas ocas en perfecta formación, encantaron a los padres. Y a los niños. Salvo a los que la locomotora de vapor que cerraba la comitiva les trajera carbón.

"Ha estado muy bien la ambientación, las carrozas son parecidas a las de otros años pero se ve más gente, me ha gustado", contaba Javier Castelreanas, que había acudido con su hija Patricia. Beatriz Benito, madre de Iván, también estaba contenta con la "innovación". "Nunca he entendido muy bien qué criterios siguen para escoger los temas, porque no creo que a los niños les vaya el siglo XIX, pero en el fondo les da igual, y es bonita", explicaba. Víctor Puigdeval también estaba encantado, aunque echaba de menos "la batucada" de otros años. Y al pequeño Alejo, hijo de Guzmán Garicano, le gustó "mucho".

Lo importante era atrapar los caramelos, y en segunda fila no era fácil. Que se lo digan a Iván que, gorra en mano y a hombros de su padre, le gritaba a Baltasar "aquí, aquí". Pero la magia del rey no llegó para que los dulces volasen tanto.

Crisis

En lo que también coincidían casi todos es en que la crisis, si se puede, no la notarán Sus Majestades. "En mi caso sí, porque la empresa de los Reyes no les paga cuando debería", comentaba Guzmán. Aún así, a sus hijos Alejo y Jacobo les iban a traer "muchas cosas". "Se hace lo posible para que no se note, pero hay que limitar la lista", explicaba Víctor. Para Javier, "por una noche, y por los niños, se aguanta".

Lo que es seguro es que, al menos hoy, estarán disfrutando de sus regalos, como lo hicieron con los caramelos de ayer. Así lo prometieron los reyes en un pequeño discurso en la plaza del Pilar.

Costumbres

La cabalgata también fue un éxito en Teruel, donde los Reyes pudieron saludar a los niños en la plaza del Torico antes de comenzar la cabalgata. Los 450 componentes repartieron más de 1.800 kilos de caramelos, para delicia de los golosos. Destacó también la tradición de La Fresneda, donde los niños recorren el pueblo haciendo sonar latas y calderos para recordar a sus majestades que pasen por allí.