El encuentro en sí tuvo más valor que el alcance de los acuerdos. O más bien la falta de ellos. Los presidentes de Cataluña y Aragón, Carles Puigdemont y Javier Lambán se reunieron ayer por la tarde en Barcelona. Se rompía así la inercia de los últimos seis años. Esta primera toma de contacto sirvió para romper el hielo, y para abrir una nueva fase de relaciones entre las dos comunidades que avanzará a través de contactos sectoriales de interés para ambas partes. No se resolvieron los conflictos pendientes. La Generalitat subrayó que los bienes sacros no deben devolverse. Y que el rechazo al Plan Hidrológico de la Cuenca del Ebro sigue vigente. La posición de Aragón en ambas cuestiones es la contraria.

La portavoz de la Generalitat y consejera de Presidencia, Neus Munté, aunque cautelosa, se mostró tajante en lo concerniente al conflicto del arte sacro: "Sobre los bienes no hay acuerdo. Son cuestiones judicializadas. Pensamos que estas obras deben permanecer en Cataluña. Hay respeto mutuo, pero las posiciones son contrarias. Se tiene que preservar la presencia de las obras en Cataluña". Ambas partes emplazaron cualquier tipo de solución a un encuentro que se celebrará el próximo jueves en Zaragoza entre los consejeros de Cultura de ambas comunidades, Mayte Pérez y Santi Vila.

La posición de Lambán fue bien distinta, y así lo expresó tras el encuentro. "Le he dicho al presidente de la Generalitat que Aragón entiende que la vuelta de los bienes a Aragón es una cuestión de justicia, como han dicho los tribunales reiteradamente. Y la política debería interferir lo menos posible en el cumplimiento de las sentencias. Nuestra posición es clara".

Además, ambas partes acordaron, aunque sin fecha, celebrar otras reuniones sectoriales sobre innovación y economía y medio ambiente. Porque en este último apartado mantienen un enfrentamiento sobre el plan de cuenca del Ebro. Ayer se volvió a constatar. Cataluña insistió en su rechazo y exige un mayor caudal ecológico para el delta. Lambán, en su apoyo al proyecto.

Pero con el Gobierno central aún por conformar, en la reunión también surgieron los posibles pactos entre partidos. Lambán volvió a señalar en que el PSOE no debe apoyarse en los independentistas para lograr la presidencia, y que su formación apuesta por la reforma de la Constitución y del Estatuto de Cataluña. El presidente aragonés se ofreció como mediador para "tender puentes" entre la comunidad vecina y el resto de España. Reiteró que rechaza cualquier tipo de "desconexión". "Hay diferencias, pero eso no puede llevar aparejada la ruptura o la apertura de cauces de diálogo. Cuando hay desavenencias, hay que hablar y buscar soluciones", dijo.

La oferta del jefe del Ejecutivo se encontró con las reticencias de Munté. La consejera de Presidencia y portavoz de la Generalitat aseguró que desde su Gobierno "siempre" han "tendido puentes". "Cualquier ofrecimiento de diálogo siempre es bien recibido. Pero este puente debe respetar el mandato del pueblo de Cataluña. Nos queremos relacionar y entender con todo el mundo, y mantener una buena relación de vecindad con Aragón. Hemos buscado el acuerdo. Pero cualquier vía debe respetar la voluntad del pueblo catalán", dijo. Es decir, sí al diálogo, pero la Generalitat no parece dispuesta a dejar de lado sus planes independentistas. Así que el ofrecimiento de Lambán cayó en saco roto. Pese a ello, el presidente aragonés hizo un llamamiento a hacer "un esfuerzo por parte de todos para buscar un reacomodo que permita seguir unidos".

Más sencillo parece el entendimiento sobre las cuestiones lingüísticas. Ambos gobiernos se comprometieron a colaborar a partir de ahora. Lambán admitió que Aragón con el Lapao y el Lapapyp hizo "el ridículo". "Valoramos estas lenguas como parte de nuestra cultura. En nuestra comunidad se habla castellano, catalán y aragonés. Hemos hablado de buscar vías de colaboración", dijo. Lambán anunció que ambas lenguas se incluirán en el currículum aragonés.