El nuevo ejecutivo popular sigue en la misma línea que el anterior, el presidido por la socialista Eva Almunia. No es partidario de cobrar los rescates en montaña, al contrario que IU en Aragón, que ayer volvió a insistir en que debe fijarse un precio a las intervenciones de los equipos de salvamento.

El consejero de Política Territorial e Interior expresó ayer claramente el punto de vista de la nueva Administración autonómica. "No soy partidario de cobrar por los rescates en montaña, aunque sí de colaborar con las federaciones deportivas para mejorar la preparación de los usuarios", afirmó Antonio Suárez ayer en Jaca, donde facilitó las últimas cifras sobre siniestralidad en el Pirineo e hizo un balance de la campaña Montañas seguras.

EXPERTOS Por su parte, el grupo parlamentario de IU en las Cortes de Aragón propuso ayer mismo cobrar los rescates en montaña, con motivo de la interpelación que su portavoz, Adolfo Barrena, presentó ayer en relación a la política de ingresos del Ejecutivo. La coalición incluyó esta medida dentro de un conjunto de acciones que incluyen incrementar el tramo autonómico del IRPF, establecer tasas ambientales, recuperar las rebajas en los impuestos de sucesiones y donaciones y aumentar las tasas sobre el juego.

Se trata de medidas "justas, razonables y posibles", según Barrena, que defendió que van encaminadas a mejorar la política de recaudación de impuestos frente a la rebaja que quiere aplicar la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi.

Con todo, no parece que el cobro de los rescates supusiera una gran aportación a las arcas del Gobierno autonómico. Los expertos en accidentes de montaña, desde rescatadores a médicos especializados y miembros de las federaciones deportivas, han calculado que los 330 rescates que cada año se producen de media en Aragón cuestan alrededor de un millón de euros.

Curiosamente, lo más caro en un rescate no es la operación de búsqueda de las víctimas, sino el largo tratamiento médico y la rehabilitación que requieren a continuación los montañeros y barranquistas que sufren heridas más graves.