Una serie de deficiencias de construcción han obligado al Ayuntamiento de Calatayud a rehacer en parte una obra reciente en el centro de la ciudad. La plaza Joaquín Costa, donde se ubica la casa consistorial, fue objeto de una remodelación que terminó el pasado verano, en torno al mes de septiembre. Se aprovechó asimismo para reurbanizar el espacio y modernizar las infraestructuras.

Pero el nuevo pavimento no ha resistido el constante paso de vehículos y viandantes, ya que se trata de una zona de la ciudad que registra una gran afluencia.

Las losas que forman el suelo se han ido levantando y el firme se ha deteriorado rápidamente, de forma que el consistorio se ha visto obligado a ordenar la reparación de la plaza, tarea que ha comenzado la primera quincena del mes de abril.

La situación de la plaza Costa fue denunciada por el grupo socialista en el consistorio bilbilitano, que el pasado mes de marzo dirigió una pregunta al pleno en la que pedía que se explicara qué se iba a hacer para solucionar el problema, al tiempo que inquiría quién es el responsable de la rápida degradación del pavimento.

«Las losas se han levantado porque no se puso cemento debajo, solo arena», asegura Víctor Ruiz de Diego, portavoz del PSOE en la corporación local. Su grupo ha solicitado, además, que se revisen todas las obras realizadas bajo la misma dirección.

El propio arquitecto que dirigió los trabajos, Gabriel Lassa, realizó una revisión de la reforma el pasado 5 de marzo y elaboró un informe en el que dejó constancia de varias deficiencias de carácter «grave» en la pavimentación.

TRABAJOS NO REALIZADOS / El experto pudo observar en su visita que no se habían llevado a cabo los trabajos recogidos en los informes previos remitidos a la empresa Aquara, SAU. Además, el arquitecto constató que el pavimento se había levantado y habían aparecido «cejas» entre las baldosas que permitían su desplazamiento.

En esas condiciones, el paso de los vehículos mueve el pavimento, rompe las piezas y provoca la alteración de la capa de arena sobre las que se sustentan.

Asimismo, se constató que numerosas baldosas de las zonas peatonales de la plaza absorben la humedad y presentan un acabado superficial heterogéneo. La impregnación de agua afecta a la cama de arena e incluso al muro de hormigón que se halla frente a la fachada de la casa consistorial. Finalmente, el técnico observó cómo el pavimento aparecía roto y hundido en puntos concretos, «especialmente en una zona curva colindante con la plaza San Francisco».

A la vista de estos problemas, Lassa concluyó que se había iniciado un «proceso intensivo de deterioro del pavimento» y que, de no tomar medidas con inmediatez, la degradación del firme se acrecentaría «notablemente».

Por todo ello, el arquitecto requirió a la empresa que había realizado las obras que comunicara de forma inmediata al ayuntamiento y a la dirección facultativa los plazos, soluciones y garantías para la subsanación de las deficiencias y de los trabajos sno ejecutados. En el mismo requerimiento, el técnico aconsejó y propuso al consistorio que no permitiera el tráfico rodado en la zona. El grupo socialista advirtió incluso de que las irregularidades del pavimento, con una altura desigual, podían provocar la caída de peatones así como problemas para los vehículos.