El valle de Benasque vuelve a lucir como acostumbra. Pero este año sus afamados rincones están incluso más verdes. Y eso que hace un mes que el río Ésera mostró su peor cara y arrasó todo aquello que encontró a su paso.

Tras pasar escasos 30 días, la normalidad reina en todo el valle. Vecinos y turistas (menos que otros años) conviven con las máquinas que todavía trabajan a destajo para arreglar las riberas del río y algunas carreteras afectadas, vías que, hasta su perfecto funcionamiento, comparten espacio con otras alternativas y temporales que permiten llegar hasta todos los lugares, sin excepción. La oferta turística está al 100% disponible y hay más de 5.200 plazas hoteleras.

Aunque parezca mentira, las fuertes lluvias también han dejado su legado positivo al valle. Elena Parga, bióloga y técnico ambiental y "posiblemente la persona que mejor conoce el territorio", según el presidente de la Asociación Turística Valle de Benasque, Jorge Llanas, explica que "este año la flora está mejor que nunca y se pueden encontrar plantas y flores que otros años sería impensable".

TURISMO Sin embargo, las previsiones turísticas están en el aire. A la hora de reservar habitación en un hotel se unen tres fenómenos: la crisis, la riada y el cambio del perfil del turista. El director del hotel San Antón, Cristian Bielsa, asegura que "no se puede hacer una valoración a futuro porque la gente reserva a última hora" lo que hace muy poco previsible saber la demanda que habrá. Eso sí, el gerente del hotel Aneto, Jorge Llanas, reconoce que "la primera quincena de julio ha estado por debajo de lo normal". Los datos no son buenos pero no tienen nada que ver con los días posteriores a la riada.

"Prácticamente el 100% de las reservas se anularon", recuerda José Luis Hernández, gerente de la Asociación Turística. Bielsa matiza que "era algo normal", ya que "no había agua potable y las carreteras estaban cortadas". De hecho, relata que en los quince días posteriores al desbordamiento "muchas personas llamaban para preguntar cómo estaban las carreteras". Ahora están a la esperen de ver cómo evolucionará el turismo con cierta incertidumbre. "Las reservas son muy volátiles", añade el director del hotel San Antón.

Que se hayan suspendido varios campamentos escolares o torneos no ha ayudado y ha repercutido en que el mes de julio solo tenga una ocupación "del 45%", sentencia Llanas.

La crisis tampoco deja indiferente a nadie y, donde antes había tres camareros en una terraza, ahora en "muchas tan solo hay uno", se lamenta Hernández. Y también se nota en las reservas.

Aun con todo, el valle de Benasque está recuperado. En parte, gracias a la ayuda de los vecinos que han colaborado en las labores de recuperación. Por ejemplo, las empresas de deportes acuáticos del río Ésera se dedicaron a quitar los árboles que había en sus riberas. Así, el valle luce mejor que nunca y muchos se atreven a decir que tardará en volver a estar tan verde.