Aragón ha hecho todo lo posible para que Europa repare en la importancia del Eje 16 y de la Travesía Central de los Pirineos (TCP) y los incluya en la red de proyectos financiables con fondos comunitarios. La reunión de ayer en Madrid evidenció que, además de consenso social y político, existen posibilidades reales de financiación privada y capacidad técnica para desarrollar la obra. Con todo, no parece que estos argumentos sean suficientes para convencer a la Comisión, que habrá de decidir en unos días entre el Corredor Mediterráneo y la TCP. Si España divide sus esfuerzos en dos líneas que habrían de ser complementarias y Francia no da el apretón definitivo será imposible obtener el plácet europeo. Y de momento ni hay consenso nacional con el ministro Blanco haciendo equilibrios ni Sarkozy está interesado en mirar hacia el sur de Toulouse o Perpignan. En unos días se verá el resultado.