"Hay que apostar a rojo y PAR". Esa fue la chanza más repetida en los salones del Pignatelli la tarde-noche del 14 de diciembre del 2007 entre los vip de aquel Aragón encantado de conocerse mientras se zampaban la pantagruélica merienda que siguió a la presentación de la idea de Gran Scala en la Sala de la Corona --el sancta sanctorum de la DGA-- y a costa del Gobierno de Aragón, que se gastó algo más de 180.000 euros en la juerga.

Cuatro años después, Gran Scala --una inversión de 17.000 millones de euros que iba a crear 50.000 empleos y atraer a 20 millones de turistas al año-- no ha superado el estado de idea, a pesar de que sus propagandistas se refirieran al macrocomplejo de casinos y parques temáticos que iba a instalarse en los Monegros como "el proyecto de mayor importancia desde la boda de doña Petronila". La magnitud del fiasco es hoy mismo proporcional a la de las expectativas frustradas: el más grande desde que la hija de Ramiro II El Monje era soltera.

Y la cosa no lleva visos de prosperar. La nueva situación suena más a azul y pasa. "Ni un euro", es la cantidad de dinero público que el actual Gobierno de Aragón está dispuesto a aportar a la causa, ante la que los miembros del Ejecutivo de Luisa Fernanda Rudi se muestran "superescépticos". "El plan no se ve muy lanzado", ironizaba el viernes una fuente cercana a la Presidencia.

Ningún representante de ILD (International Leisure Development, el consorcio que se presentaba como promotor de la idea) ha contactado con la DGA desde que el equipo de Rudi accedió al Pignatelli en julio. Con todo, el Ejecutivo popular no cierra formalmente la puerta a la iniciativa.

Opacidad

De hecho, los dirigentes de su socio, el PAR, fueron quienes abrieron las puertas de la DGA a aquellos alegres aventureros que desde un heterogéneo conglomerado de empresas --varias radicadas en paraísos fiscales y alguna de ellas en quiebra técnica-- iban a atraer a Aragón inversiones por valor de miles de millones de la mano de los principales operadores mundiales de varios sectores del juego, el ocio y la hostelería. "Si vienen con el dinero no pondremos ninguna pega. En ese caso, y siempre que cumplan la ley, adelante", clarifica la misma fuente.

La fiesta del 14 de diciembre comenzó tras la catarata de power point habitual en las presentaciones de ILD y después de que, bajo la atenta mirada de Marcelino Iglesias y José Ángel Biel, los entonces consejeros de Economía (Alberto Larraz, del PSOE) y de Industria (Arturo Aliaga, del PAR), firmaran un protocolo de intenciones con los tres directores del consorcio: Paul Stephan Allegrini --yerno y expiloto del comisionista francés André Guelfi--, Sebastian Tranchant --el benjamín de una familia gala que explota varios casinos en el sur del país-- y Pierre Louis Amancic, que terminaría siendo designado presidente de la hoy inactiva --en la práctica-- ILD Spain.

El protocolo

En el documento, aquella DGA se comprometía a "impulsar la ejecución de las infraestructuras necesarias para el acceso", a "facilitar la gestión de suministros energéticos, eléctricos, agua, gas, comunicaciones" y, además, a "adecuar la normativa administrativa". Las fuentes consultadas en el actual Gobierno declinaron manifestarse expresamente sobre la vigencia de ese protocolo, aunque sí deberán hacerlo el miércoles en las Cortes los grupos que lo sustentan al debatir una iniciativa --sin visos de prosperar-- en la que CHA propone resolverlo y derogar la Ley de Centros de Ocio de Alta Capacidad.

¿Alguien ha ganado dinero en estos años con Gran Scala? Sí. Varias familias de Ontiñena se ha repartido un millón de euros con unas opciones de compra de terrenos que ya han caducado.