El Hospital Miguel Servet cuenta con un nuevo acelerador lineal de electrones, de última tecnología, que le permitirá multiplicar su capacidad de atención a pacientes oncológicos. El aparato, fabricado por la empresa Elekta, ha costado dos millones de euros, pero una vez que alcance su pleno rendimiento permitirá no solo descargar de trabajo el acelerador ya instalado en el hospital --desde el 2009--, sino tratar tipos de tumor que hasta ahora tenían que ser derivados a otros lugares.

El consejero de Sanidad de la DGA, Ricardo Oliván, visitó ayer la máquina, que lleva funcionando desde septiembre. Los doctores Martín Tejedor, jefe de Oncología Radioterápica del Miguel Servet y José Antonio Font, jefe de Física y Protección Radiológica, le pusieron al tanto de las prestaciones y medidas de seguridad que requiere la instalación de vanguardia.

Básicamente, como resumió el consejero, acompañado del gerente del Salud, Tomás Tenza, permite "la máxima precisión" en el tratamiento de los pacientes, lo cual repercute tanto en "la capacidad de sesiones que se administran" --más rapidez en la sesión de radioterapia-- como "ampliar las posibilidades terapéuticas". Esto se conseguirá sobre todo a partir de enero, "cuando alcance su máximo rendimiento".

CAPACIDAD Como explicó Tejedor, la incorporación de este nuevo aparato es necesaria, "dada la carga asistencial de 840.000 pacientes que tenemos". Aragón cuenta ahora con seis aceleradores de electrones --tres en el Clínico, dos en el Servet y uno en la Clínica Quirón--, pero aún así el único que hasta ahora prestaba servicio en este centro funciona de ocho de la mañana a la medianoche, 72 sesiones diarias. El nuevo da cobertura desde septiembre a 46 pacientes al día, pero serán más en enero.

La nueva tecnología se aplica a tratamientos específicos como la radiocirugía o la radioterapia de intensidad modulada, que según explicó el doctor Tejedor permiten una mejor visualización de la forma del tumor, algo básico en el tratamiento. También da la posibilidad de detectarlos en un estadio muy precoz, que mejora el tratamiento del cáncer de páncreas o el de laringe, entre otros.

El doctor Font, por su parte, explicó el complejo proceso de preparación del búnker en el que se aloja el acelerador, con paredes de hormigón y bario que impiden escapes radioactivos, como obliga el Consejo de Seguridad Nuclear. Se somete a revisiones diarias, semanales, mensuales y semestrales, y cuenta con abundantes setas --grandes botones rojos en las paredes-- para una parada en caso de emergencia. Como si fuera una demostración, el descuido de alguien en la visita de ayer activó este sistema.