La mitad de los animales exóticos que el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil intervino y puso a disposición de Aduanas en el Aviapark de La Muela carecía de documentación. El juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de La Almunia investiga si algunos responsables y trabajadores del aviario muelano se dedicaban al tráfico de especies protegidas en una causa en la que están imputados el exdirector del centro, A. C. C., y la exempleada C. F. M.

El 19 de agosto, los investigadores realizaron en el Aviapark una inspección en la que localizaron 128 animales incluidos en el Convenio CITES. De ellos, 65 "no presentan ninguna documentación" --22 periquitos del Pacífico, un tucán de pico acanalado, una serpiente pitón albina, un camaleón, cuatro flamencos rosas, un puercoespín africano y tres gorriones de Java, entre otros-- o el número de bichos no concuerda con los papeles: un documento de cesión ampara la posesión de cuatro faisanes monal, los agentes no ven ninguno y los empleados les dicen que está escondido; solo aparece uno de los cuatro periquitos reales cedidos y dos de las tres tortugas gigantes adquiridas mientras detectan dos puescoespines africanos con papeles solo para uno y, por último, las nueve tortugas mediterráneas halladas no casan con la factura de compra de solo una. Ninguna de ellas lleva chip, cuando la validez del certificado CITES de la adquirida está condicionado a que se le colocara.

CONTRABANDO El acta, remitida por el Seprona tanto a Aduanas como a la Fiscalía de Medio Ambiente, especifica que la Guardia Civil investiga "una supuesta infracción" a la Ley de Represión del Contrabando.

El listado de animales vivos que una de las empleadas entregó a la Guardia Civil a primeros de septiembre incluía 115 bestias, muchas de ellas no catalogadas como exóticas.

Por su parte, la concejala responsable del Aviapark en el actual equipo de gobierno de La Muela, Inmaculada Domínguez, explicó ayer que cuando se hizo cargo del aviario este carecía de libro de registro de animales y de fichas. El primer inventario halló casi 700 ejemplares poco antes de que el Departamento de Medio Ambiente de la DGA les comunicara que solo le constaba la existencia de unos 300.

Por otro lado, varios extrabajadores del Aviapark relataron al Seprona conductas llamativas que se producían en el centro.

VENTASAsí, la imputada C. F. M. aseguró que el exdirector y también encartado A. C. C. "y otros por orden de él" vendían animales a particulares y a tiendas en operaciones que no incluían facturas pero sí la emisión de documentos de cesión. Una antigua azafata admitió, además de las ventas a núcleos zoológicos y a particulares, que no había ningún control sobre las crías y que, de estas, "unas se quedaban en el parque y otras eran cedidas". Y, por último, una joven que hizo prácticas como veterinaria en el centro a partir de junio del 2010 explicó que terminó quedándose una cerda vietnamita nacida en él que "no consta como animal del parque, ya que fue una baja y pasó a ser suya porque la dieron como muerta".

Por su parte, el veterinario y director del centro, A. C. C., echó balones fuera en su declaración ante los investigadores del Seprona, a los que aseguró que "no tiene toda la constancia de lo que se hace en el parque todos los días". De hecho, añadió que solo la administrativa imputada manejaba la base de datos --ella afirma lo contrario-- y que él ni siquiera la supervisaba. Eso, hacia abajo. Hacia arriba, anotó que quien controlaba las transacciones con el intermediario al que él le daba precios y listas de animales era el edil responsable del Aviapark.