El consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, aparcó ayer la polémica surgida por el anunciado plan de protección de la rana pirenaica al anunciar su retirada. No es una rendición, ya que el objetivo de preservar la especie amenazada continúa vigente. Pero sí será una oportunidad de elaborar una propuesta consensuada con los sectores afectados, fundamentalmente el del turismo de aventura, que ha visto amenazada su supervivencia con esta idea.

«Cuando a todo el mundo le parece mal, mi interpretación es que no puede estar bien», razonó el consejero Olona, como justificación para retirar la propuesta. Aunque también ponderó que lo que se había hecho público era un borrador, para que los interesados pudieran consultarlo. Por ello consideró que la polémica suscitada es innecesaria «y un poco exagerada».

Como ya expresó hace unos días en las Cortes, en relación a este asunto Olona recalcó que no se puede elaborar una política de conservación basada exclusivamente en criterios científicos y técnicos. «Estamos ante procesos complejos que hay que abordar desde un punto de vista político, porque hablamos de política de biodiversidad y de conservación, que debe estar basada en criterios científico-técnicos, pero también políticos y, por supuesto, favoreciendo una participación mucho más eficaz de todos los interesados», concluyó.

Algo que no había sucedido con la propuesta derogada, ya que fuentes del sector del turismo de aventura admitían que la posibilidad de prohibir el barranquismo entre febrero y julio -la época de fase larvaria de la rana, y por tanto la mayor vulnerabilidad- les había pillado «de sorpresa». Por ello, la presidenta de la asociación de turismo deportivo de Aragón, Agnès Dewulf, se congratuló de la retirada del plan aunque se mostró cauta porque aún no está paralizado, solo suspendido.

SIN RENUNCIA

No en vano, el consejero Olona advertía ayer: «Que quede claro que en absoluto vamos renunciar a la protección de la rana pirenaica o de cualquier otra especie que haya que proteger». Con esta retirada se buscará un documento de consenso, para el que la asociación turística tiene algunas ideas.

Desde que hace apenas tres días se hizo público este plan de protección, fruto de diez años de trabajos, según el Gobierno de Aragón, han surgido críticas por su afección al turismo y a la economía. La rana pirenaica, una pequeña especie (de unos 3,5 centímetros de largo) repartida por casi todos los valles de la cordillera, ha experimentado un descenso de un 40% de ejemplares en los últimos años, aunque se discrepa en el porqué.