Andorra ha dado un salto de miles de años en el tiempo. Desde el viernes por la tarde y durante todo el fin de semana las principales calles de la villa minera recrean un mercado ibero, que se completa con multitud de actividades dentro del programa de Lakuerter, la I Feria Ibera de Andorra, que inauguró la vicepresidenta del Congreso de los Diputados, Teresa Cunillera.

Esta es una iniciativa que ha surgido de las asociaciones empresarial y agroalimentaria de las comarcas de Andorra-Sierra de Arcos y el Bajo Martín para dinamizar el sector artesanal, agroalimentario y comercial de la zona. Así lo explica Juan Ciércoles, presidente de ambos colectivos, quien se muestra optimista con la respuesta del público. "Es el primer año y las calles están llenas, así que el que viene seguro que habrá que cortar alguna calle más para dar cabida a más artesanos", cuenta.

A lo largo de toda la jornada de ayer las calles del mercado ibero eran un constante ir y venir de gente, andorranos y también visitantes, que se paraban a contemplar demostraciones de los alfareros o la confección de sillas de mimbre, y también para comprar especias, embutidos, dulces, miel, y muchos productos típicos de la época ibera y actuales.

Cada cierto tiempo, una guarnición romana compuesta por el grupo de penitentes de la Semana Santa irrumpía en la feria con su paso riguroso. También los dulzaineros recorrían el mercado poniendo una nota musical, mientras un grupo del Hogar de Mayores estuvo realizando la matacía del cerdo y elaborando embutidos que hoy se degustarán.

También hubo un desfile de jinetes iberos, una demostración de tiro con arco, la recreación de un pira funeraria, y una cena a la que asistieron más de 600 personas, muchas ataviadas con trajes de la época.

La primera Feria Ibera no ha podido tener mejor acogida y hasta el tiempo anima a la gente a salir a la calle, donde muchos comentan: "Para la próxima nos haremos un traje".