Dagmar Lieblova, superviviente checa del Holocausto, ha narrado hoy a estudiantes de Huesca del horror vivido en los campos de concentración nazi a los que fue conducida, entre ellos el de exterminio de Auschwitz.

El encuentro se ha producido en el marco de unas jornadas sobre memoria histórica y cooperación empresarial con la República Checa a las que asiste la embajadora de este país en España, Katerina Lukesova y en las que participan empresarios de la provincia altoaragonesa.

Lieblova ha respondido a diversas preguntas relacionadas con su trágica estancia en los campos nazis, primero en Theresienstadt y luego en Auschwitz, donde las "duchas" y los "hornos" funcionaban todo el día para dar "solución" a la "cuestión judía".

Dagmar llegó a la estación de Auschwitz en diciembre de 1943, cuando contaba apenas con 14 años de edad, junto a sus padres y a su hermana pequeña, víctimas del exterminio.

Un error administrativo le llevó a ser inscrita por los nazis con cuatro años más, lo que le permitió unos meses después abandonar el campo para trabajar en el puerto de Hamburgo, una salida que le permitió salvar la vida.

Lieblova, en declaraciones a los medios, ha expresado su satisfacción por poder narrar sus experiencias tanto a jóvenes como a adultos, pero especialmente a alumnos que desconocen lo ocurrido durante el Holocausto.

"Con mi aportación -ha añadido- espero poder contribuir a explicar bien a los estudiantes una serie de hechos que aún no han tenido la oportunidad de conocer de la mano de alguien que los vivió directamente, y así ayudar a que nunca más vuelvan a repetirse".

La esperanza de Lieblova, más de 70 años después del horror nazi y cuando quedan ya pocos supervivientes de los campos, es que la narración de lo ocurrido a los jóvenes sirva para evitar unos hechos similares.

Esta superviviente, ya con 87 años, se casó al fin de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en catedrática de Traducción e Interpretación por la Universidad de Praga, aunque ahora dedica su tiempo a contar lo que vivió en los campos.

Dagmar tiene una nieta de la misma edad que tenía cuando dejó a sus padres en Auschwitz, y desea, sobre todo, que ni ella ni nadie viva una experiencia similar a la suya.

Por su parte, la embajadora checa ha asegurado estar "conmovida" por el interés demostrado en la ciudad de Huesca por mantener la memoria del Holocausto a pesar de no haber participado España en las guerras mundiales ni en la persecución de los judíos de Europa.

"Por eso me conmueve esta labor -ha resaltado-, porque sin tener la obligación de hacer se hace, lo cual es absolutamente excepcional y digno de todas las alabanzas".

El alcalde Huesca, Luis Felipe, que se ha reunido previamente con ambas mujeres, ha destacado la "importancia" de que el testimonio de la superviviente se dé a conocer a los niños, "para que nunca se pierda el valor de la lucha por las libertades", ha subrayado.