El traslado de los 2.159 cadáveres enterrados en la manzana 24 del cementerio de Torrero empezará el próximo 9 de diciembre. Los 1.190 nichos de esta zona antigua del camposanto fueron declarados en ruina y el Ayuntamiento de Zaragoza ha levantado una manzana idéntica en otra parcela próxima para mudar los restos. El equipo de forenses que ha colaborado con el consistorio estima que el 20% de los cuerpos --unos 430-- podrían estar mezclados con otros tras el derrumbe de parte de la edificación.

La semana pasada comenzó la colocación de las primeras casetas prefabricadas junto a la manzana 24. En ellas se practicarán la pruebas de ADN, se atenderá a las familias y un equipo de psicológos les prestará su apoyo en esta delicada situación. La manzana 24 data de 1969 y, aunque la mayoría de las inhumaciones data de los años setenta, la decisión de enterrar a varios familiares en un mismo nicho ha hecho que otros sepelios sean mucho más recientes. Precisamente, fue uno de estos enterramientos el que permitió descubrir el daño que sufría la construcción.

INFORMACIÓN Hasta la fecha, se ha contactado ya con los allegados de más de 2.000 fallecidos, pero todavía queda un centenar sin localizar. Esta misma semana, el consistorio volverá a remitir una carta a los familiares en la que se les informará de todo el proceso y de las fechas en las que está previsto sacar a sus seres queridos. Todos tienen la posibilidad de volver a enterrar a sus seres queridos en un nicho similar y con la misma lápida en la nueva manzana, pero también pueden optar por llevarlos a la fosa común o a otro cementerio de su lugar de origen si así lo desean. También será posible optar por otra forma de enterramiento como la incineración o por la agrupación con otros restos.

El traslado no supondrá gasto alguno para las familias ni alterará las condiciones administrativas en las que estuvieran los nichos, ya sean de propiedad o de alquiler.

Operarios del cementerio hallaron hundimientos en los nichos de la manzana 24 en la penúltima semana de mayo, cuando procedían a realizar una inhumación. Desde ese momento, se puso en marcha un complejo operativo en el que se ha contado en todo momento con los profesionales del Instituto de Medicina Legal del Gobierno de Aragón para que los expertos elaborasen el protocolo de actuación más adecuado.

El cambio al nuevo enterramiento se realizará de manera inmediata en todos aquellos casos en los que al abrir el nicho no se descubra ningún daño en el ataúd. En los casos en los que un hundimiento genere dudas sobre los restos, el equipo de científicos trabajará en una unidad de emergencia que ya se ha empezado a montar para realizar las comprobaciones pertinentes e identificar el cadáver. A partir de ese momento, con el conocimiento de la familia, se llevará a la inhumación definitiva en la nueva manzana construida a escasos metros de la vieja.

En los casos en los que, tras los análisis científicos, no se complete la identificación de los restos cadavéricos, estos se introducirán en una caja de restos tras dar cumplida cuenta a todos los familiares que se vieran implicados.

El Ayuntamiento de Zaragoza quiere que el trabajo que se va a realizar en este entorno del cementerio de Torrero sea riguroso y que tenga todas las garantías administrativas y legales. El teniente de alcalde de Urbanismo, del que depende el camposanto, Carlos Pérez Anadón, explicó que "se ha hecho todo con un mimo y un celo exquisito, por lo delicado de la situación". Pérez Anadón se mostró confiado en que todo saldrá bien.

La empresa Memora Servicios Funerarios SL ha sido la adjudicataria de unos trabajos que costarán 1,1 millones de euros a las arcas municipales.