Josa es un pueblo de la comarca de las Cuencas Mineras de Teruel en el que viven apenas 30 habitantes en los meses de invierno. En sus calles se encuentra una vieja casa a orillas del río Sus, es la casa del Tío Sastre. Pero no son trajes y telas lo que alberga el edificio de tres plantas, sino algo muy diferente: motos. Jaime Mora, motorista desde los 3 años, ha cumplido su sueño con la apertura del Museo de la Moto de Josa y se ha convertido en el curador de una colección de más de 40 años de historia. Paisajista y jardinero afincado en Barcelona, ha materializado su afición reuniendo más de 30 modelos entre motos de carretera, velocidad, scooters, ciclomotores y motos de trial. Y todo ello, ayudado por su padre, otro aficionado del motor. De hecho, el vehículo que utiliza en su negocio es una réplica de una furgoneta Citröen Condesa de 1911.

Diversos orígenes

La colección JM recoge una moto MV Augusta de principios de los 50, que se ha convertido en la moto más antigua del recinto y que convive con la más moderna, una Honda CBR 900 del año 1992. Además, este museo también recoge piezas de Harley Davidson, en concreto una AMF réplica de la que fue campeona del mundo de velocidad a manos de Walter Villa en 1974. Lo curioso es el origen de las motocicletas. Y es que no todas han pertenecido a antiguos familiares. Muchas de ellas han sido compradas en ferias, mercadillos, a particulares o incluso rescatadas de un barranco, como la Montesa Cota 247 Mk2 del año 1970. Y si no se sabe nada de este mundo a motor no hay que preocuparse. Cada motocicleta va acompañada de una extensa ficha informativa, en la que se ofrecen datos técnicos como cilindrada, potencia, tipo de carburador y embrague, año de fabricación, número de chasis y procedencia. Lo importante es disfrutar de la velocidad de manera más pausada.