Se rumoreaba desde el pasado jueves que José Mourinho iba a castigar a algún peso pesado en La Rosaleda después del empate ante el Espanyol en el Bernabéu. No se había filtrado nada. Si acaso que el castigo no sería para un portugués. Estaba claro que la movida iba dirigida a uno de casa. Una hora antes de iniciar el partido ante el Málaga saltaba un rumor: Iker Casillas, el capitán blanco, al banquillo. Poco después se confirmaba que Antonio Adán, de 25 años, sería el portero titular del Madrid en un partido crucial de la Liga. Hacía 10 años que Casillas no calentaba banquillo por una decisión técnica. ñEs una exhibición de poder. Es imponer su decisión a una leyenda del club", comentó Jorge Valdano, el exdirector general deportivo del Madrid, en la Cadena SER.

Mourinho reabría la guerra contra los pesos pesados del vestuario con esta decisión. Nadie la entendió. El portugués estaba culpando al líder del vestuario de la derrota blanca ante el Espanyol, del segundo gol catalán. Porque Casillas no arrastraba molestias ni estaba resfriado. El portero podía jugar en Málaga. Mourinho se cargó al capitán y el Madrid perdió otra vez. La séptima derrota en Liga.

El luso quiso cerrar la polémica argumentando que solo había obedecido a una decisión técnica. ñPodéis montar las historias que queráis, pero ha sido una decisión técnica y nada más", se defendió el portugués, que eligió a Adán porque está mejor que Casillas, según él. ñNo temo por mi puesto", dijo luego Mou.