La economía del Real Zaragoza, con la LFP en este papel de troika inmisericorde con el exceso de gasto de sus asociados de Segunda, ha dado este verano para lo que ha dado. Para contratar jugadores libres, para cesiones sin opción de compra y para pagar unas fichas modestas dentro de unos márgenes inviolables. Esa obligada política de austeridad le ha llevado a la recta final del mercado con varias de las contrataciones más importantes pendientes. Un central titular y el goleador de referencia del equipo. Los dos empates consecutivos en el arranque de Liga han puesto de manifiesto esas carencias a ojos de cualquiera y la necesidad de no dormirse en los laureles, incluso sin dinero en la cartera como reclamo de seducción. El Real Zaragoza aceleró ayer las negociaciones y dejó casi cerrada la cesión de Ángelo Henríquez hasta el final de temporada, prometedor delantero chileno del Manchester United, de solo 19 años, y que busca minutos de juego para regresar a Old Trafford hecho futbolista. Como Gerard Piqué.

Si nada falla a última hora, Henríquez será el hombre gol de Paco Herrera. Y goles son victorias. Y muchas victorias, el ascenso. Así que en sus botas y en la cantidad de tantos que sea capaz de hacer estará escrito el destino del equipo. El Zaragoza ha hecho las cosas como debía. Primero, lo primero. El punta. Henríquez es el nueve que el club quería contratar desde hace semanas de entre los que estaban a su alcance. La voluntad del chileno ha sido decisiva y estará donde quería estar. Es rápido, peleón y con calidad. Un jugador de mucho futuro, al que el Zaragoza va a encomendar su presente.