Eliseo Martín es el más grande atleta aragonés de la historia. Así lo ha querido valorar la Federación Aragonesa en su Gala Anual que tendrá lugar esta tarde a partir de las 19.00 horas en la Estación del Norte. Con 42 años recién cumplidos el atleta montisonense recibirá el premio más emotivo de la tarde, el denominado Toda una Trayectoria: el mejor atleta aragonés de la historia. "Es una bonita manera de remarcar mi carrera deportiva y de que se vea a nivel público más reflejada. Que no queden olvidados mis logros y que se puedan disfrutar", afirma el oscense.

Es una trayectoria repleta de regularidad, con pocos éxitos, pero muy escogidos. Sus tres Juegos Olímpicos se suman a sus cinco Mundiales. La muesca de su trayectoria llegó el 26 de agosto del 2003 en París logrando el bronce del Campeonato del Mundo en los 3.000 obstáculos. El inicio de su trayecto como corredor lo recuerda muy bien. Fue hace 32 años, en noviembre de 1983. "Mi primera carrera fue el Cross de Albelda. Tenía 10 años y fui el 22. Pero terminé más contento que chupitas porque me dieron un Cacaolat y una madalena. Salí reservando y no me dio tiempo de pasar en una prueba que corrieron una tropa de 200 niños". La semana siguiente salió a tope y ganó el provincial en Binéfar. En sus inicios no le entrenaba nadie. "Jugaba a fútbol sala en el colegio Joaquín Costa y nos llevaban a correr el fin de semana", indica.

PRIMER ENTRENADOR

Su primer entrenador fue Emiliano Díaz. Pero su relación duró un año. Fue entonces cuando conoció a su inseparable Fernando García, conocido por los amigos como Phondy. Tenía doce años. Llevan 29 juntos. "Hemos hecho toda nuestra carrera deportiva codo con codo, hemos compartido todo y hemos tenido más un trato de hermanos que de atletas. Le debo mucho porque creo que siempre me ha llevado por el mejor camino. Desde unos inicios muy humildes llegamos a lo más alto del atletismo", explica.

Junto a Phondy, Eliseo recuerda que no sería el mismo sin el apoyo de otras personas. "Aurora, mi madre, fue la que estuvo conmigo cuando comencé en el mundo del atletismo. Mi hermano Raúl también se volcó". Y como no podía ser de otra manera, tiene unas palabras para el Centro Atlético Monzón, el club de toda su vida. La entidad de la que también fueron olímpicos Javier Moracho, Álvaro Burrell y Javier Gazol. "Ha sido desde el comienzo un club muy familiar que me ha tratado con mucha delicadeza. Todos los atletas nos sentimos muy arropados. Cuando consigues un triunfo es para ti y para todos los que te rodedan", reconoce el atleta.

Eliseo Martín se instaló en la élite mundial de los 3.000 obstáculo tras correr en el Mitin de Sevilla en 8.13 en el año 98. Fueron trece años en los que casi siempre estuvo en las grandes finales hasta su actuación en los Europeos de Barcelona del 2010. Martín labró sus éxitos gracias a su fuerza, su humildad y su entrega. Una labor de hormiguita. "Una vez sacamos cuentas y calculé que llevo corridos 120.000 kilómetros los últimos 22 años. Desde los 20 años he hecho cada año 6.000 kilómetros", indica.

De toda esa kilómetrada nunca olvidará los tresmil metros del estadio de Saint Denis de París en 2003 y que le llevaron al olimpo de los mejores deportistas españoles de la historia. En una carrera loca, Martín se llevó el bronce del Mundial con unos espectaculares 8.09.09. El oscense tiene en la retina la carrera como si fuera ayer. "Es el hecho más sobresaliente en mi carrera deportiva y una forma muy bonita de redondear el resto de resultados en finales de Juegos y Mundiales que le dan mucha calidad a mi carrera deportiva".

Martín era un gran estratega y tenía la táctica de carrera muy clara. "Estaba en gran forma. Habíamos estudiado el potencial de nuestros rivales y existía la posibilidad de lograr medalla. Comenzó a ritmo de récord del mundo y tuve que medir muy bien los esfuerzos. No se podía seguir una referencia clara, cada uno tenía su estrategia. Unos corrieron muy alocados y lo pagaron", recuerda el montisonense.

JUEGOS DE SYDNEY

Su historial también está adornado por sus Juegos en Sydney, Atenas y Pekín. En Australia le quedó un regusto agridulce tras ser sexto. "Se me escapó la medalla por un traspiés. Tenía fuerzas y a falta de 200 metros me vi frenado por dos atletas marroquís. Hice filigranas y perdí un tiempo importantísimo. Visto el resultado final el oro estuvo a un segundo y medio y el bronce a ocho décimas", valora. Ahora ve desde la lejanía su impresionante trayectoria junto a su familia, sus amigos y sus admiradores. Una camino repleto de éxitos a sus 42 años. "No me regalaron nada. Lo que he hecho ha sido a base de mucho trabajo, constancia, sacrificio e ilusión", finaliza el atleta montisonense.