"Hay gente con una vida más complicada que la mía", dice Álvaro Ferrer, quien un día normal puede levantarse en Granollers, llevar a los niños al colegio, ir a trabajar a Barcelona, coger un AVE a Zaragoza, hacer una hora de gimnasio y dos de entrenamiento en pista con el Balonmano Aragón, volver al AVE, apearse en Barcelona y regresar a casa, a Granollers, en coche. "Algún día, por el horario, voy y vengo a Zaragoza en coche. Llego a casa sobre las dos de la madrugada", relata el último fichaje del Balonmano Aragón, sin agotarse. "Es peor al día siguiente, cuando hay que volver a levantarse para ir a trabajar y llevar al niño al cole".

Desde que Asier Antonio dejó el equipo con una oferta del Benfica lisboeta, el Balonmano Aragón buscaba un refuerzo. Con la ficha del irundarra y la de Clavería, que también se marchó de la plantilla, más el abono de los gastos --el tren, una habitación de hotel y la comida que le ofrecen dos patrocinadores del club-- y una flexibilidad total en los horarios, el club acabó convenciendo a Álvaro Ferrer, ex del Granollers, Ademar, Atlético de Madrid y Hannover, que ante la falta de ofertas convincentes había apostado por poner en marcha su propia empresa y matar el gusanillo del balonmano en La Roca, al lado de casa.

OFERTAS

"Acabé la temporada en Hannover y, aunque tuve ofertas, ninguna me convenció del todo. Las que eran económicamente interesantes no me daban seguridad y, las que me la daban, no alcanzaban otros mínimos que estaba buscando. Así que, tras valorarlo con la familia, decidí dejar mi carrera en stand by y arrancar un proyecto de futuro", explica el central vallesano. Sin descuidar su forma física, Ferrer puso en marcha una empresa de gestión de residuos junto a su suegro que, a corto plazo, prevé expandir también por Aragón. "Como trabajo para mí me puedo organizar mejor", dice.

El caso de Ferrer da una vuelta de tuerca más al amateurismo que vive la Asobal, en la que el profesionalismo es cada vez más una excepción. Ferrer se ejercita todos los días, coordinando con el cuerpo técnico las cargas de trabajo, y ya ha disputado dos partidos, contribuyendo al triunfo en Zamora el pasado fin de semana. El central, acostumbrado a jugar en equipos grandes, a la Champions, afronta en Zaragoza un reto diferente, ayudar al BM Aragón a salvarse. "Trabajar con gente joven es divertido y, además, el único camino ahora para los clubs es trabajar y formar a chavales jóvenes".

Álvaro Ferrer está convencido de que el BM Aragón logrará su objetivo. "No porque haya venido yo, sino con el trabajo de todos. Cuando los chavales me dicen, 'a ver si ganamos hoy', yo les digo, 'cómo que a ver, hoy ganamos'. Y tengo el convencimiento de que nos vamos a salvar, si no no lo haría".