"Es evidente que la idea inicial no está funcionando. Y yo presumo de que siempre encuentro un camino, una solución". Paco Herrera dejó entrever de forma clara el sábado que su apuesta por el 4-3-3 que desde el principio de la pretemporada ha sido su ideario de cabecera puede tener un cambio inmediato en los próximos partidos, es probable que ante el Barça B. El Zaragoza no acaba de carburar, como lo demuestran los choques ante el Hércules y el Mirandés, porque no se encuentra en el guión diseñado por el técnico catalán.

De hecho, la salida de Movilla al campo en el minuto 56 del choque ante el Mirandés ya implicó ese cambio de dibujo para pasar a un doble pivote, con el Pelado y con José Mari, y lo cierto es que al Zaragoza, sin tener una mejoría espectacular, sí que se le vio más cómodo con un 4-2-3-1 más clásico. Obviamente, en el Zaragoza hay otras facetas más a mejorar --la falta de una referencia arriba, las dudas atrás, los nervios, la escasa confianza...--, pero en el dibujo se adivina ya un cambio de rumbo para buscar una solución al pobre juego exhibido por el equipo en las dos primeras jornadas del campeonato.

Ese 4-3-3, en el que el sábado Víctor fue la cabeza del rombo en la medular, con José Mari como pivote defensivo mientras que Cidoncha y Luis García le acompañaron en la medular para que fueran Roger y Montañés los dos delanteros abiertos, exige mucha movilidad y precisión en ataque, además de un buen trabajo en la presión, siempre muy arriba. Y ahora mismo, hay jugadores como Cidoncha, Luis García o Barkero que no están en su mejor punto físico, lo que dificulta esa puesta en escena, lo mismo que las constantes perdidas de balón hacen imposible que el esquema cuaje. Además, el equipo necesita de otro jugador con salida de balón en la medular, un refuerzo que se ha aparcado por la mayor urgencia de un central y un delantero y la escasa capacidad económica.

El sábado, entre José Mari y Víctor, entre la cabeza y la cola de ese rombo en la medular, se abrió un espacio de indefinición que ni Cidoncha ni Luis García resolvieron en la primera parte y tampoco lo logró Barkero al principio de la segunda. De ahí que el Mirandés se hiciera con el centro del campo con una apuesta mucho más sencilla hasta que Movilla y el doble pivote entraron en escena. En el final del choque el Zaragoza tuvo más control y menos errores, también menos precipitación.

Giro provisional

Obviamente, si Herrera cambia de solución táctica ante el Barça B este sábado y apuesta por el 4-2-3-1, ese giro será provisional, una parte de las soluciones que siempre asegura buscar el entrenador catalán. Con Movilla junto a José Mari el equipo ganó en presencia en el medio, mientras que la línea de tres mediapuntas tuvo algo más de fluidez, sobre todo Víctor en el tramo final, donde primero Roger y después Ortí fueron la referencia arriba.

Y es que es probable que el mal funcionamiento del Zaragoza con el actual sistema sea solo provisional, que dentro de un tiempo el estado de forma de muchos jugadores y la compenetración del equipo le permitan al técnico ver que es el momento de volver a su idea inicial. Herrera ha dejado claro desde que llegó cuál es su esquema de cabecera, el que quiere para este Zaragoza pero el que todavía no funciona. Y eso exige una solución.