Las papeletas se repartieron el pasado viernes cuando se realizó el sorteo de los cuadros masculino y femenino de Wimbledon. Hoy, si la lluvia no lo impide, se pone en marcha la ruleta del torneo de tenis más prestigioso del mundo que Rafael Nadal cree que para ganarlo hay que jugar "un poco, como una lotería". Pues hagan juego. La última papeleta se la dieron ayer al estadounidense Kevin Kim que sustituirá al escocés Andy Murray, octavo cabeza de serie, que a última hora renunció al no estar recuperado de su lesión en la muñeca. A partir de hoy 128 jugadores ya tienen su número para soñar con ese gordo de 700.000 libras esterlinas (1.039.841 euros) que el campeón recibirá el próximo 8 de julio.

En los últimos cuatro años el agraciado en el sorteo ha sido Roger Federer, aunque el número 1 del mundo nunca se ha tomado Wimbledon como si jugara una lotería. Se lo ha ganado por méritos propios aunque es cierto que sobre la hierba entran en juego otros factores que pueden arruinar la apuesta más segura.

En este torneo hay que estar mentalizado para aceptar que un partido se pueda suspender una y 10 veces por culpa de la lluvia, que el bote de las bolas sea irregular y varie de un día a otro según haga calor o frío o el césped esté húmedo o seco. En estas pistas hay que estar preparado para aceptar peloteos de apenas tres segundos o ser fusilado desde la línea de saque por uno de los muchos tenistas bombarderos que en esa hierba encuentran su habitat preferido. En eso sí es una lotería, como dice Nadal, que el año pasado estuvo a dos puntos de ser eliminado en segunda ronda por el desconocido tenista estadounidense Robert Kendrich antes de ganarle en cinco sets y acabar alcanzando la final.

Precaución de Federer

Hasta Federer, que aspira a conseguir el quinto título consecutivo en Wimbledon, como hizo el sueco Bjorn Borg entre 1976 y 1980, que llega a Londres con 48 partidos seguidos sin perder en hierba se mostraba ayer prudente para valorar sus opciones. "Esta es una superficie peligrosa, y uno puede ser sorprendido por cualquiera en cualquier ronda", decía el suizo que hoy, como campeón, se encargará de abrir el programa de la central (14.00 horas) ante el ruso Teimuraz Gabashvili, númerto 85 del mundo y un rival en teoría cómodo para su estreno. Tras el tenista suizo, Carlos Moyà, que jugará ante el ídolo local Tim Henman, tendrá el honor de debutar en la centenaria pista que este año ha perdido el voladizo que cubría al público por las obras de remodelación que culminarán en el 2009 con un techo de cristal retractil que permitirá jugar con lluvia. No será el único cambio. En esta edición se estrenará el Ojo del halcón, un sistema de arbitraje electrónico que permite corregir los errores de los jueces de línea. Una lotería menos.

"Este año será diferente jugar en la central porque el viento llegará con mayor facilidad a la pista", advirtió ayer Federer, que jugará en Wimbledon sin haber disputado ningún torneo previo de preparación. "Si fuera supersticioso debería haber jugado en Halle (Federer ha ganado los últimos cuatro años ese torneo) pro no lo soy y primero debo cuidar mi físico, mi espalda y mi abductor", explicó el tenista suizo.

"Estoy preparado y más descansado pero es cierto que no he jugado en hierba y habrá que ser cauto en las primera rondas", dijo el campeón, que señaló a Andy Roddick y Novak Djokovic como sus favoritos para llegar lejos", olvidándose de Nadal. Una opción que no coincidía con la opinión de la estadounidense Serena Williams, a la que le encantaría "ver otra vez la final Federer-Nadal".