Marcelo Almeida se dio cuenta de que no podían seguir las cosas así en el Sala 10. Este brasileño nacido en el estado de Minas Gerais hace 43 años tomó la coordinación técnica del club zaragozano este año tras la muerte hace pocos meses de Javier Pasamón. Almeida quiere darle una vuelta al calcetín a toda la pirámide del Sala 10. «Estamos en un momento de transición. En el club nunca ha habido una conexión entre la cantera y el primer equipo. Hemos hecho algunos cambios que a la larga esperemos que sean buenos», indica el técnico brasileño.

En tiempos anteriores la imagen del Sala 10 no era muy bien vista por las canteras más importantes del fútbol sala de formación en Aragón. Tenían colgado el sambenito de equipo depredador. «Años anteriores hemos sido una referencia negativa y siempre había un rechazo al Sala 10. Iban los entrenadores a los colegios y hablaban con los padres para llevarse a los jugadores. Lo primero que hice cuando llegué fue prohibirles a los técnicos que hablaran con los padres o jugadores del equipo rival sin mi permiso. Debemos tener jugadores de nuestra cantera y no irnos a otros clubs a fichar», explica.

La captación se realiza desde que acaba la temporada. «En las redes sociales pondremos los días de entrenamiento. Entonces los chavales vienen y se apuntan. Podemos fichar a un juvenil o un cadete, pero en iniciación, benjamín o alevín prefiero tener un grupo consolidado», explica.

La gran temporada del Ríos Renovables, la punta de la pirámide de toda esta estructura de 180 jugadores divididos en 14 equipos, ha sido un revulsivo muy importante para el impulso de esta cantera. El equipo de Santi Herrero llegó a las semifinales de la Copa de España y de la Copa del Rey y se ha metido en el playoff por el título. Todos los aficionados recuerdan los paradones debajo de la portería del joven Adrián Pereira en la reciente Copa de España. «Nosotros como equipo de la máxima categoría teníamos que ser un referencia y este año ha habido un cambio. Llevábamos con el primer equipo cinco años sin jugar un playoff, sin entrar en la Copa y con objetivo de salvar la categoría simplemente». Almeida ya piensa en el largo plazo con el trabajo con la base. «Tenemos cuatro veteranos que pronto no estarán con nosotros. Son Carlos Retamar, Arturo Santamaría, Nano Modrego y Víctor Tejel. Hay cantera, pero hay que dar oportunidades y hacer un trabajo serio desde la base para que los jugadores lleguen preparados», afirma el técnico brasileño.

Con el deseado cambio de imagen, el gran problema con el que tiene que lidiar el Sala 10 son las instalaciones donde se entrena cotidianamente. «Estamos en muchos pabellones y tenemos que hacer un tetris para repartir los horarios y que cada equipo tenga su sitio en un pabellón. En una sesión puede haber tres equipos en una pista y a veces lo tenemos que compartir con la gimnasia, el baloncesto, el voleibol o el kárate. Estamos limitados y no podemos tener más equipos de los que tenemos. Solo con más espacio se puede ofrecer más calidad. El ayuntamiento nos da promesas, pero de momento seguimos esperando. Es una lucha que va a peor. Somos un club que está en Primera y solo pido al Ayuntamiento de Zaragoza que nos dé más facilidades», confiesa.

Almeida piensa que en las diferentes canteras del fútbol sala aragonés «se busca más la formación hasta alevín e infantil, que los entrenamientos sean divertidos y que los niños se lo pasen bien. Sin presión por ganar y sin objetivos. A partir de infantil de segundo año ya se selecciona y se busca el perfeccionamiento». Aunque Almedia reconoce que no todo el monte es orégano. «En mi propio club hay entrenadores muy resultadistas y competitivos. Quiero que mis equipos estén arriba y que seamos un referente. Pero que ganen títulos no es el objetivo principal».

En el futuro a Almeida le gustaría contar con algún equipo femenino. «Hemos llegado a un acuerdo con el Cesaraugusta, en el que todos sus equipos son de chicas. En el futuro barajamos que el club tenga una sección femenina. Hasta infantil pueden jugar en equipos mixtos. Las chicas en benjamín y alevín casi siempre están más fuertes que los hombres».

El brasileño es toda una institución en el fútbol sala zaragozano. Llegó al Foticos hace 24 años cuando ascendió a Primera. «Allí estaban Santi Herrero, Tito García Sanjuán, Carlos López, José Mari Olmos. En el puesto de extranjero estaba con Valtinho. Pero con ese equipo no ganamos ningún título». El fútbol sala era muy diferente por aquellos años al que se practica ahora. «Eran otras reglas y nos divertíamos más. Era menos táctico. La FIFA introdujo otras reglas y ahora se meten menos goles, es más físico y se corre más. Además, ahora hay mucho dinero de por medio», explica el técnico.

El fútbol es el deporte rey en Brasil. «Hice una prueba en el Atlético Mineiro, la pasé, pero no quise seguir jugando a fútbol 11. Sufría mucho físicamente y vi que no era para mí. Estaba contento en el fútbol sala jugando con mis amigos y en esos años ganaba más dinero en el fútbol sala y lo compaginaba con los libros», explica.

Almeida jugaba en la posición de cierre. Empezó a ser entrenador hace siete años en el Extremadura. «Me lesioné por quinta vez en mi rodilla izquierda de los ligamentos cruzados y decidí dejar la práctica en activo». Fue hace dos años cuando Santi Herrero le llamó para que fuera su segundo en el Ríos Renovables. Ahora es feliz en Zaragoza con su familia. «Mi mujer es brasileña. Tenemos una niña que se llama Noa. No quiere saber nada de fútbol sala. Le gusta como a su madre la gimnasia rítmica y el baile moderno», concluye resignado.