Rafael Nadal empieza la próxima semana en Montreal la gira americana de cemento con el ojo puesto en la Copa de Maestros de Londres. Una cita que es el mejor baremo para valorar la temporada. Y un reto que es accesible porque el n° 9 mundial no defiende puntos en los cuatro meses que quedan.

--¿Cuál es el estado de Rafael Nadal en estos momentos?

--Está bien. Creo que ha superado la situación de la que venía, pero eso solo se verá en la pista. La victoria de Hamburgo ha sido muy importante para subir su moral.

--Hasta ahora la temporada está siendo de mucho sufrimiento.

--Sí. Bastante complicada y con muchos altibajos. Este año Rafael ha vivido montado en un tobogán del que al final, por una cosa u otra, siempre se caía. No ha tenido regularidad. Después de un buen partido venía una derrota dura. Le pasó en Australia cuando le ganó muy bien a Anderson y sufrió una paliza después ante Berdych, lo mismo que en Miami con Verdasco, en Barcelona con Fognini, en la final de Madrid ante Murray, en Roma con Wawrinka o en Wimbledon contra Brown.

--Y en Roland Garros, donde cayó en cuartos de final, ¿fue lo mismo?

--Allí fue diferente. Le tocó jugar contra Djokovic, que está un paso por delante de todos y no lo hizo mal al principio. En el primer set con 5-5 dispuso de un 15-30 para romper y falló un smash muy fácil. Después de eso se vino abajo, perdió el primer set y ya no creyó que podría ganar. Le faltó mentalidad.

--Esas situaciones antes las superaba. La mentalidad siempre ha sido uno de los puntos fuertes de Rafa Nadal.

--Es cierto. Rafael es un jugador de sensaciones. Si se siente bien es capaz de cualquier cosa y los resultados de su trayectoria todo este tiempo lo demuestran, pero cuando no las tiene y no se siente seguro, entonces su rendimiento baja.

--¿Eso explicaría las dificultades que ha tenido para su retorno tras seis meses parado?

--Bueno, es normal que después de ganar todo lo que ha ganado se sienta extraño e inseguro ahora que no gana. Les ha pasado a otros como Federer o Tiger Woods. Otras veces había tenido parones largos pero volvía y lo ganaba todo. La verdad, tampoco eso era normal y no sé si era más raro ganarlo todo o lo que ha hecho esta temporada, aunque la gente se había acostumbrado a lo primero. A pesar de todo, Rafael ha ganado ya tres torneos este año y está sexto en la Race a Londres y a poco que le vaya bien aún mejorará más y volverá arriba.

--La gira que empieza ahora será una buena referencia, ¿no?

--Veremos qué pasa. Está en condiciones de hacerlo muy bien si juega mentalizado y lucha como siempre. En Hamburgo sufrió al principio pero logró la regularidad que necesita su juego. Si cree en él y en su tenis estoy convencido de que hará un gran papel en el Open de Estados Unidos.

--Es la última oportunidad que le queda para ganar un torneo de Grand Slam este año. En caso contrario sería la primera vez desde el 2005 que no lo consiguiera. ¿Le preocupa?

--Eso son cosas de la prensa. Lo único importante es que se sienta capaz de competir con los mejores y luchar por el título. Si juega bien estará con los mejores y si no, volveremos a Mallorca. Así es el deporte. En Nueva York, para mí, el único favorito de verdad es Djokovic; del resto, Federer, Murray, Wawrinka... todos están muy igualados y gana quien en ese momento juega mejor.

--John McEnroe ha querido jubilarle a usted tras la derrota de Wimbledon en segunda ronda. Dijo que Nadal debía buscar un nuevo entrenador con urgencia. ¿Qué piensa?

--Sí, eso me han dicho. Je, je... Me parece bien. Cualquiera puede dar su opinión y es de respetar, pero sin conocer la realidad de la situación y de cómo trabaja Rafael me parece una frivolidad. Pero la gente se atreve a todo y no solo lo digo por Rafael. Es cierto que la derrota de Wimbledon fue un golpe. Se había preparado muy bien. Venía de ganar en Stuttgart sobre hierba y perdió un partido que parecía fácil. Fue el momento más duro del año para nosotros.

--¿Entendería que su sobrino le sustituyera ahora?

--Claro, y lo aceptaría. Él puede tener dudas y es el jefe, el que manda. Entendería una decisión así, pero si lo hiciera también le digo que Rafael me demostraría que no sabe asumir sus problemas. Yo no he ganado ninguno de los nueve Roland Garros o de los 14 Grand Slams, ni todo lo que ha conseguido él. Todo eso lo ha ganado él en la pista, así que yo tampoco soy el que pierdo ahora, lo hace él.

--Pero los cambios pueden ayudar a mejorar, ¿no?

--Siempre es bueno buscar nuevas opiniones y yo he sido el primero en animarle a hacerlo para mejorar y evolucionar cada día. Rafael ha cambiado mucho desde que comenzó como profesional y ahora hay que seguir evolucionando.