La crisis no entiende de pasiones ni vocaciones, dos cualidades que han hecho de La Letrera una de las tiendas on line de decoración más valoradas del momento. Esta empresa nacida en el 2013 ha conquistado al público desde Biota gracias a sus delicadas piezas de estilo nórdico, industrial y vintage, con la madera de pino como materia prima y una fabricación totalmente artesanal.

Sus creadores, dos jóvenes emprendedores del medio rural, definen La Letrera como una "carpintería creativa", donde se unen la afición de Marina Ezquerra por el interiorismo y la experiencia de Héctor Elorri como ebanista desde que tenía 16 años. "Somos soñadores, creativos, con muchas inquietudes, ganas de trabajar y comenzar nuevos proyectos. Nos encanta lo hecho a mano, lo artesano, lo único, lo especial- y eso es lo que queremos transmitir con nuestros productos", explican.

Un taller en la granja

Héctor, de 30 años, y Marina, de 24, han construido su taller con mucho mimo en las antiguas vaquerías de la familia de él, que desde niño quiso ser carpintero. Después de trabajar en varias empresas del sector, decidió formarse para impartir clases y ha sido profesor en escuelas y talleres de empleo. Ella es el complemento perfecto, ya que está al día de las tendencias en decoración y tiene debilidad por las cosas hechas a mano. "Hacemos todo el proceso de elaboración, desde el diseño inicial, pasando por el corte, lijado y pintado y empaquetado. Nos gusta cuidar los pequeños detalles y vender productos de calidad", afirma Marina. "Yo busco ideas y él las ejecuta", resume.

Hace un año y medio que emprendieron esta aventura. "La actividad en el oficio de Héctor estaba bastante parada, y yo no estaba contenta en mi anterior trabajo, así que invertimos nuestros ahorros y nos decidimos a probar. La verdad es que nos está sorprendiendo el éxito y lo mucho que gustan nuestras cosas", reconoce.

Los productos más codiciados de La Letrera son los nombres o palabras de inspiración --muy de moda en el hogar y para la decoración de eventos--, las estanterías con forma de casitas y las estrellas y letras con luz en su interior. "Todas las piezas están hechas una a una con nuestras herramientas. Se pueden utilizar para adornar cualquier rincón, pero a la vez son prácticos y versátiles, y encajan con toda la familia", añade Marina.

Los pedidos se envían en un plazo de entre 7 y 15 días laborables, si bien los objetos más grandes pueden tardar un mes en ser fabricados. Aunque están negociando con un par de puntos de venta más, de momento sus artículos pueden comprarse también en tres tiendas físicas (en Granada, Alicante y Ciudad Real), además de en los mercados dominicales de Las Armas, en Zaragoza. "Nuestro producto es tan personalizado que contamos con poco estoc", argumenta. Ahora están empezando con muebles auxiliares, como mesillas o recibidores, bancos y mesas, pero no se ponen límites: "Si el cliente tiene una idea y la quiere llevar a cabo, solo tiene que decírnoslo y veremos lo que se puede hacer".

Marina destaca la importancia de "saber moverse" en las redes sociales para dar a conocer su trabajo, sobre todo en Instagram. "Contamos con la colaboración de bloggers conocidos y usuarios con perfiles que tienen muchos seguidores. Internet nos premite crear vínculos muy bonitos con la gente", opina. Pero la popularidad también les ha mostrado su cara más desagradable. "Nos han plagiado algunos objetos y hasta nos han copiado el nombre", denuncia Marina, que admite haberse echado "unos cuantos lloros de impotencia" por el disgusto. "Lo bueno fue que la gente nos apoyó mucho, y eso reconforta", admite esta emprendedora "autodidacta".

La ilusión por lo que hacen y la buena acogida del público les invitan a mirar al futuro con optimismo, pero manteniendo los pies en el suelo. "Si las ventas siguen creciendo, de vez en cuando nos haría falta alguien que nos echara una mano en la carpintería", admite. "Estamos felices porque La Letrera nos ha permitido dedicarnos a lo que nos gusta", concluye.