La apuesta de Microsoft por la telefonía móvil (compró Nokia en el 2013-14 por 7.200 millones de dólares) no ha sido precisamente un negocio rentable. La empresa de Redmond, que la semana pasada anunció la venta de la división de móviles básicos a la taiwanesa Foxconn por 350 millones de dólares, ha anunciado ahora que despedirá a 1.850 trabajadores de su división de smartphones para centrarse en los terminales de gama alta y en los servicios para empresas.

Microsoft explicó en un comunicado que esta reestructuración tendrá un coste de unos 950 millones de dólares en sus cuentas, de los que cerca de 200 millones se dedicarán a pagar indemnizaciones a los trabajadores despedidos. La compañía de Redmond tiene intención de suprimir 1.350 puestos de trabajo en Finlandia, donde cerrará un centro de investigación y desarrollo (I+D), y el resto en otros países.

"Estamos centrando nuestros esfuerzos en los teléfonos donde tenemos una diferenciación, con aquellas empresas que valoran la seguridad, facilidad de uso y nuestra capacidad, y con los consumidores que valoran lo mismo", dijo en el comunicado el consejero delegado de Microsoft, Satya Nadella.

A partir de ahora, el gigante estadounidense quiere centrar su estrategia en el desarrollo de los 'smartphones' de gama alta y en la plataforma móvil basada en Windows 10, un sistema operativo compatible con todos sus dispositivos.

Como parte de esta estrategia, Microsoft vendió recientemente por 350 millones de dólares su negocio de móviles básicos a la empresa taiwanesa FIH Mobile y a la finlandesa HMD Global.

El salto de la compañía al mercado de la telefonía móvil no ha tenido el éxito que esperaban sus directivos, y sólo el pasado año este negocio produjo unas pérdidas contables de 7.600 millones de dólares.