El ajuste de plantilla del sector financiero sigue sin tocar fin. Desde el máximo alcanzado en el 2008 hasta principios de este año, la banca recortó 84.018 puestos de trabajo, hasta cerrar el 2016 con 194.283 empleos, el nivel más bajo desde que el Banco de España comenzó a medirlo en 1981. La irrupción de las nuevas tecnologías y la pérdida de importancia de las oficinas explica en parte esta caída, y lo seguirá haciendo a largo plazo. Pero en los últimos años ha sido más importante el proceso de fusiones, que ha llevado a ajustes para reducir los costes.

Las operaciones corporativas, precisamente, están a punto de provocar otro tajo relevante a las cifras de empleo del sector. Los sindicatos apuntaron ayer que el Santander ha reducido en unos 200 trabajadores el ajuste que plantea hacer en sus servicios centrales tras la absorción del Popular, con lo que serán 1.385 los empleados que saldrán del grupo.

Se trata del 19,7% de los 7.000 trabajadores de sus servicios centrales corporativos, los de su filial en España y los del Popular, así como de las unidades territoriales. Además, 575 técnicos del Popular pasarán a formar parte de Santander Operaciones y Santander Tecnología. En el 2019 habrá una segunda ronda de ajuste.

El Banco Santander ha aceptado reducir la edad a la que los trabajadores se podrán prejubilar de los 58 años de su propuesta inicial a los 55 años. Ofrece el 65% del salario para los trabajadores de entre 55 y 58 años, el 75% para los de entre 58 a 61 años, y una anualidad para los mayores de 62 años. La entidad también propone una prima de 3.000 euros y un convenio especial para pagar las cotizaciones a la Seguridad Social hasta los 63 años.

Otro ajuste que está pendiente es el que realizará Bankia tras absorber BMN a principios del próximo año. El banco niega tener las cifras completadas, pero fuentes sindicales apuntan a que podrían superar los 2.000 empleados.