Habían pasado dos largos meses desde que fui destinado a Marruecos para defender al bando español en el año 1911 y enfrentarnos a los marroquíes en busca de la victoria.

Yo era jefe de enfermería en el hospital de la Cruz Roja situada en Melilla.

Cada día llegaban al hospital cientos de heridos por culpa de la sangrienta batalla.

Cada día cuando me acostaba oía las bombas y los disparos que lanzaban por los alrededores y me preguntaba: «¿Esta guerra es de verdad necesaria?»

Mucha gente moría durante aquellos duros días por culpa de los disparos y las bombas.

Una noche, alrededor de las cinco de la mañana, llamaron a la puerta. Fuera se oían gritos y cada vez los golpes de la puerta iban cobrando más intensidad. Había unas cinco ambulancias llenas y no nos quedó más remedio que operar y curar.

Y así relató el jefe de enfermería lo que vivió en el siglo XX.