La Guardia Civil ha intervenido en una nave ubicada en el polígono Centrovía de La Muela, propiedad de una empresa dedicada a la restauración de inmuebles históricos, decenas de restos arqueológicos, entre ellos visigodos y romanos, que no fueron declarados ni entregados a los responsables de Patrimonio del gobierno aragonés. Los responsables de la investigación, adscritos al equipo del Seprona de la Guardia Civil de Casetas, han imputado al arqueólogo de la empresa, C. M. B. L., por un presunto delito de apropiación indebida, agravado por el hecho de afectar al patrimonio histórico-artístico de la comunidad.

Las investigaciones se iniciaron a raíz de una denuncia de un robo en el interior de la nave por parte de los trabajadores de la empresa. Al entrar a hacer la inspección ocular del robo, a los miembros de la Guardia Civil de La Muela les llamó la atención la abundancia de huesos humanos que había en el interior, pertenecientes a media docena de cadáveres, por lo que sorprendidos comenzaron a hacer preguntas. Los empleados explicaron que la empresa se dedica a la arqueología y que los huesos procedían de excavaciones.

Dos días después, el pasado día 8 de mayo, agentes de la Guardia Civil de Casetas, en colaboración con arqueólogos del la Dirección General de Patrimonio del Gobierno aragonés, realizaron una visita a las instalaciones donde recuperaron 68 cajas con restos óseos humanos, restos cerámicos y otras piezas, como un cierre de arca de bronce de origen visigodo y varias monedas. Las piezas, a falta del estudio de los expertos, podrían proceder de las obras de restauración de la iglesia de Santa María de la Huerta de Magallón, del Castillo de Montearagón (Huesca) y de la casa parroquial de Villanueva de Gállego.

Pudo determinarse que las prospecciones arqueológicas fueron realizadas entre los años 2006 y 2009 bajo la dirección técnica del arqueólogo C. M. B. L., hallando en su domicilio un bote que contenía un tesorillo (nombre que se denomina a las piezas de valor que aparecen en una excavación) de unas 50 o 60 piezas, que según el arqueólogo guardaba para elaborar el informe correspondiente.

SEIS AÑOS SIN INFORMES Los investigadores accedieron, además, a la memoria elaborada por el imputado sobre la restauración de la iglesia de Magallón. En dicha memoria no se hacía alusión en ningún momento al tesorillo. Los responsables de Patrimonio de la DGA informaron además que el arqueólogo no sólo no presentó el resto de memorias exigidas, sino que tampoco entregó los restos arqueológicos hallados en ninguna de las obras que dirigió, a pesar de haber transcurrido desde entonces más de seis años.

Entre los objetos recuperados destacan una vinajera y una aceitera de cristal soplado, un anillo en bronce y hueso, un dado de seis caras de origen romano y hecho en material óseo, numerosas monedas de bronce de distintos periodos históricos y un pequeño Cristo de cerámica que podía provenir de las obras de la iglesia de Ponzano (Huesca).