El estudio sistemático que la fotografía ha desempeñado en la gestación, desarrollo y madurez de la arquitectura moderna en España, entre 1925 y 1965, centró el proyecto de investigación dirigido desde la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza por Iñaki Bergera (Vitoria-Gasteiz, 1972), con la colaboración de un amplio equipo de profesores de diferentes universidades españolas, durante los años 2013 y 2016. Los resultados han sido extraordinarios y buena prueba de ello fueron las exposiciones Fotografía y arquitectura moderna en España 1925-1965 y Cámara y modelo. Fotografías de maquetas de arquitectura en España 1925-1970 que se presentaron en las salas del museo ICO, en Madrid, dentro del programa de PHotoEspaña 2011 y 2016, respectivamente. A los catálogos de ambas exposiciones se añaden entre otros libros: Fotografía y arquitectura moderna. Contextos, protagonistas y relatos desde España (Arquia y Fame, 2015) y Antología de textos. Fotografía y arquitectura moderna en España (Abada, 2016), de lectura y consulta obligada.

Al tiempo que Iñaki Bergera investigaba las estrechas relaciones que vinculan fotografía y arquitectura, e impartía sus clases de arquitectura, continuaba haciendo fotografías para ensayar su visión más personal: una exploración visual que ligada a la arquitectura busca representarla en el espacio, con el propósito de que sus imágenes remitan a asuntos de naturaleza antropológica. Fue a partir de 2001, tras realizar estudios con Chris Killip en la School of Visual Arts de Harvard, cuando Bergera comenzó sus proyectos fotográficos que presentó en diferentes exposiciones: América, paisaje urbano (2006), A Tale of Two Cities (2008) y En el paisaje (2010).

El verano de 2012 fue especialmente fructífero. Los viajes por carreteras secundarias de la costa suroeste de Estados Unidos dieron luz a diversas series: Parking Lots, reflexión visual del espacio parquin en un país donde aparcar no es un problema; Junked Cars vertederos de coches abandonados como chatarra en un país donde el territorio disponible, ya lo hemos dicho, no es problema; Collecting Cars y Collecting Homes atentas a las tipologías de diseños de coches y de morfologías residenciales en un país donde las relaciones entre el espacio público y el privado sí que son un problema.

50 años después de Ruscha

Durante el viaje de aquel verano de 2012, cincuenta años después de que lo hiciera Ed Ruscha, Iñaki Bergera fotografió veintiséis gasolineras que fue encontrando en su ruta. La serie, que ahora se presenta en el Museo de la Universidad de Navarra, la tituló Twentysix (Abandoned) Gasoline Stations. Las veintiséis gasolineras de la mítica Ruta 66 que Ruscha fotografió activas entre Los Ángeles y Oklahoma, están abandonadas en las fotografías de Bergera que las retrata siguiendo un estricto método de orden serial para dar cuenta de su frágil permanencia en los bordes de carreteras apenas transitadas, en un país América que, como ha escrito Juan Francisco Ferré en su libro Providence, ya no es el borde del mundo: «América es solo una plataforma espectral. Un mundo degradado y desfasado». A Manuel Vilas le fascinaron las gasolineras de Bergera, razón por la que Iñaki Bergera le cedió la palabra para presentar el fotolibro recientemente editado por La Fábrica, New American Topographics. Es tan bueno el texto del gran Vilas que a través de sus palabras vemos las fotografías de Bergera. Y en las fotografías de Bergera leemos la experiencia de Vilas. Ambos en América. Y los dos atentos casi a las mismas cosas. «Casi me asusta el grado de entusiasmo con que miro las fotografías de Iñaki Bergera. Las fotos de Bergera son mis ojos. Yo me fijo, cuando viajo por los Estados Unidos, en lo mismo que Bergera se fija. Por eso me entusiasmo con lo que él ve». Lo que estuvo y ya no está, coches, arquitectura y la nada, banderas, moteles..., o postes de luz: «Son las cicatrices del aire. Los postes de la luz fundaron los Estados Unidos. Ellos consiguieron arrebatar a la naturaleza el espacio. Los postes de la luz fundaron la comunicación, y por tanto el planeta americano. Nunca los soterraron, siempre me he preguntado por qué. Al aire libre, como monumento a la colonización. O como una exhibición orgullosa de la electricidad». Plazas de aparcamiento generosas; coches y más coches de todo tipo. «Tal vez la democracia sea eso: un hombre, un coche». Y buzones, que tanto inquietan a Vilas: «Si tienes un buzón, ya te puede escribir el presidente de los Estados Unidos para llamarte a la defensa de la patria. Eso es un buzón en USA: la espera de la llegada de ardientes noticias del presidente. Si tienes un buzón, existes».

De la soledad americana a la ruina de España, un país ya en permanente crisis. En diciembre de 2011 Iñaki Bergera comenzó el proyecto Standstill Architecture cuya primera fase finalizó en noviembre de 2014. Un periodo de tiempo en el que Bergera fue testigo del progresivo estado de ruina que siguió al abandono de edificios e instalaciones en el Balneario de Panticosa, como consecuencia de la crisis económica. Las heridas de una arquitectura abandonada a la intemperie favorecen el deterioro cuyo avance lento nos ha de servir, al menos, para estimular la reflexión sobre los motivos y efectos que han llevado a la actual situación. La serie está integrada por una secuencia de fotografías del Gran Hotel, obra de Rafael Moneo, clausurado al poco tiempo de inaugurarse; del Centro Deportivo de Alto Rendimiento de Álvaro Siza, sin finalizar; y de la zona de aparcamiento que, en la narrativa visual que Iñaki Bergera propone en su proyecto, actúa de sutura entre la arquitectura y la naturaleza. Un límite de extraordinaria fragilidad toda vez que el abandono y progresivo deterioro de la construcción favorece la apropiación por la naturaleza y, con ella, la emergencia de un estado decadente que quizás suscite fascinación visual pero que necesariamente ha de obligar a pensar con urgencia nuevos modelos de futuro.