Ha sido discjockey, profesor, traductor, limpiador de tragaperras, auxiliar y coordinador de vuelo, inspector de policía y ahora, solo escritor, "lo único, junto a la lectura, que me ha acompañado toda la vida". Y aún no ha cumplido los 40. De origen franco-español, su abuelo nació en Huesca, aunque no ha tenido ninguna relación con Aragón, ya que el abuelo llegó a Francia con 4 años y en aquella época "era mal visto ser inmigrante", ya que "se integraban en el país". Romain Puértolas, sin embargo, ha vivido en Madrid, Barcelona y ahora en Málaga, y reivindica sus orígenes. La pasada semana estuvo en el Instituto Francés de Zaragoza para presentar su nueva novela La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel (Grijalbo), que viene avalada por el éxito de la anterior, El increíble viaje del faquir que se quedó atrapado en un armario de Ikea.

--Lo primero que llama la atención es el extenso título. Por su largura y atractivo, ¿lo considera una forma de captar al lector?

-- No. Empezó con el faquir y no pensaba que iba a ser publicado, así que no había ningún calculo de atraer a nadie. Es solo que me gustan los títulos que recuerdan a un cuento y este es un cuento moderno.

--¿Cuál es el objetivo de la novela? Divertir, reflexionar...

--Divertir, hacer pensar, sonreír y dar mensajes. A través de la historia de esta cartera voy dando mensajes: sobre la enfermedad, ya que la niña tiene 7 años y no ha salido del hospital porque sufre de mucoviscidosis (fibrosis quística), que es lo que llamo la nube que se ha tragado porque le ataca a las vías respiratorias. La pequeña podría no tener ambición ni pensar en el futuro, pero desea cumplir un sueño (ser astronauta-pastelera) y volverse como su madre adoptiva que es la que le va a buscar a Marraquech. La idea es que mientras no estás muerto, estás vivo y hay que tener esperanzas.

--Y luego está la cartera, Provicence Dupois, que quiere aprender a volar.

--Ella representa el mensaje sobre lo posible y lo imposible. Este libro va sobre la superación de esta mujer que va a aprender a volar para ir a buscar a su hija en un día en el que un volcán paraliza el tráfico aéreo y es imposible viajar desde París a Marruecos en avión o tren.

--Ellas son los principales, quizá exagerados pero reconocibles, pero alrededor hay una serie de personajes, digámoslo, raros.

--Está Leo, que también en realista, que es el que cuenta la historia a su peluquero, aunque también se deja llevar por esa locura. Con el resto es verdad que no te topas y eso es lo que me gusta porque yo cuando leo un libro quiero escaparme de la realidad, ver otras cosas que no me pasarían cualquier día.

--Como los monjes tibetanos que siguen a Julio Iglesias.

--Eso es, le enseñan a volar o a lo que sea siguiendo los preceptos de las letras de Julio Iglesias. Eso que parece un poco loco podría pasar (risas). Tú puedes coger lo que quieras para tu filosofía de vida, porque aunque pueda parecer absurdo, pero si a ti te ayuda...

--En el faquir, la inmigración, aquí la enfermedad... todo tratado con humor.

--Me gusta tratar cosas serias pero de manera humorística, porque así es más potente el mensaje. Además, yo soy así, un optimista nato. Hay que sonreír a la vida y la vida te sonreirá.

--Pero luego llega la parte final que, sin desvelarla, no da risa.

--Claro, porque es la vida. El lector se va imaginando cosas y pensando que se me va la olla, pero no; simplemente escoges: o ves la realidad como es o de una forma más agradable y más fácil de soportar. Yo he escogido la segunda vía.

--¿Esperaba el éxito del faquir?

--No, no se puede esperar. Lo escribí en el metro yendo al trabajo. Esta es mi octava novela y las anteriores me las habían rechazado, pero yo feliz, porque mi meta no era publicar sino tener varias vidas y las tenía en la lectura y la escritura. Así que fue una sorpresa total.

--Después de eso, escribir La niña... ¿ha sido un reto? ¿Temía no gustar?

--No me ha supuesto ningún esfuerzo porque no es una tortura ya que escribo muy rápido. Si empiezas a pensar en si va a gustar o no, no escribes porque siempre te equivocarás. Además, nunca puedes gustar a todo el mundo.

--Esas anteriores novelas de las que hablaba... ¿se publicarán?

--El pasado es pasado. No me gusta descongelar las cosas y ponerlas en el microondas, sino cocinar cosas frescas. Ya tengo las cinco próximas novelas casi acabadas. Soy el típico hombre que hace muchas cosas a la vez. Soy muy curioso y cuando me apasiono, me meto al 1.000 por ciento, pero cuando estoy un poco, me salgo porque soy incapaz de estar toda la vida en la misma cosa, salvo escribir y leer, que me ha acompañado toda mi vida.

--En septiembre aparece en francés Re-vive l'Empereur!.

--Sí, he hecho volver a la vida a Napoleón para que vaya en guerra contra los yihadistas, contra el Estado Islámico...

--¿También desde el humor?

--Claro. Es la gran defensa, la armadura, cuanto más violento y más fuerte es una cosa, yo creo que hay que meterle más humor.

--Escribe en francés pero habla castellano perfectamente. ¿No se anima a escribir en castellano?

--Traduzco los libros. La niña... lo traduje con mi mujer y eso ya es escribir. Los dos primeros fueron en castellano porque vivía en Madrid. Ahora me lo planteo pero poco porque mi editor principal es francés, así que salen en versión original en Francia y luego los traduzco; pero a lo mejor con mis editores españoles puedo escribir cosas inéditas en castellano que saldrían solo aquí... Es solo una idea.