Un grupo de diez investigadores alemanes de las Universidades de Trier y Hamburgo están realizando durante estos días, y hasta el 15 de agosto, planimetrías y estudios de paramentos del edificio situado en el cerro de El Pueyo, el montículo más alto de la ciudad romana de Los Bañales. Los primeros resultados apuntan a que se trataría de un edificio religioso que pudo tener su origen en época prerromana, con varias fases edificatorias llegando hasta época cristiana. Según Markus Trunk, catedrático de Arqueología Clásica de la Universidad de Trier, "resulta complicado distinguir entre la fase original y los posteriores cambios". Esta intervención en el cerro de El Pueyo es la primera que se realiza tras las investigaciones efectuadas en los años 40 por Galiay, las primeras que estudiaron este asentamiento romano.

Esta visita, en la que participan arqueólogos, historiadores, topógrafos y paleobotánicos, es un apéndice a la III Campaña de Excavaciones, que se ha desarrollado durante este verano y que promueve la Fundación Uncastillo junto a la UNED de Tudela. Otro de los objetivos es reconstruir el paisaje arqueológico que rodeaba a esta ciudad romana hace 2.000 años y conocer la flora y la fauna y, de este modo, acercar la investigación, desde diferentes disciplinas, a la propia economía del asentamiento romano. O lo que es lo mismo: "investigar lo que comían y bebían hace 2.000 años", explicó Sabine Panzram, profesora de Historia Antigua de la Universidad de Hamburgo. Y continuó: "Por ejemplo, se ha hallado encina, es decir, este paisaje entonces no era como está ahora sino que había bosques".

Durante los últimos días se ha adelantado en la lectura de las inscripciones aparecidas en la exedra descubierta en la última campaña de este verano. Según los últimos resultados, se trataría de un conjunto de altares, asentados sobre unos zócalos y consagrados a varias divinidades. El epigrafista del Plan de Investigación de Los Bañales, Ángel Jordán, señaló que "se ha podido identificar ya el nombre de uno de los dioses a los que estaba consagrada la exedra y suponemos que eran varios, uno por cada altar" y "en el último de ellos se ve que estaría consagrado a las Matres, un culto que se extiende, en especial, por el centro de la península Ibérica". Para Jordán, "encontrarlo tan al Este supone también una nueva sorpresa".