Cuando el artista malagueño Ernesto Artillo dibujó a mano los atributos femeninos sobre unos trajes, no imaginaba la repercusión que tendría su proyecto: La mujer que llevo fuera. Este fotógrafo de 30 años conoce los códigos de la moda y el márketing -ha trabajado para Dolce&Gabbana, Adolfo Domínguez, Pepe Jeans, Mango, Swarovski...-, pero, en este caso, el fin era reivindicar el feminismo. Numerosos rostros conocidos han posado con sus trajes pintados. Los actores Bárbara Santacruz, Jorge Suquet, Alba Flores, Brays Efe y Gema Galán los llevaron en los premios Feroz. Se los pusieron algunos periodistas en los Goya. Y el 15 de marzo serán subastados.

- ¿Imaginaba la que ha liado?

-Qué va. Empecé con ellos a finales de agosto pasado en mi estudio de Madrid. Y todo se precipitó a partir del reportaje en Smoda, cuando una serie de personas públicas posaron con ellos. Para mí es una forma de decir que el machismo no se discute, se interviene. Los trajes invitan a hablar sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres, sobre micromachismo, acoso, malos tratos... y también del empoderamiento femenino.

-¿Vestir para provocar?

-La fuerza reside en su tremenda simplicidad estética y conceptual. El mensaje es directo y claro. Están pensados para provocar a aquellos que todavía no se hayan parado a entender el concepto de feminismo. La mujer que llevo fuera viste a los que necesitamos intervenir realidades en busca de una igualdad innegociable. Lo hago a brochazos sobre el traje del patriarcado que llevamos impuesto.

-¿Se los piden mucho?

-Pues sí. Pero no quiero que se desvirtúe el mensaje. Llevarlos por simple estética sería una frivolidad, por eso me interesa el mensaje que aporta cada persona que lo viste. El traje no se lo puede poner nadie que no sea feminista ya por dentro.

-El primero que llevó uno por la calle fue usted.

-Me fui a la presentación de un libro, al teatro, y noté cómo debe de sentirse una mujer cuando va por la calle a diario. Había miradas bastante intimidatorias, incluso violentas. Notaba cómo los ojos se iban al culo, a los genitales, a los pechos... Me sentí un objeto. Es la mirada de una sociedad patriarcal donde los hombres miran y las mujeres son miradas. Mucha gente me pedía explicaciones. Me di cuenta de que el traje hablaba y ponía a hablar a la gente, que era lo que yo buscaba.

-¿Y qué sabe de la experiencia de otras personas?

-En cada uno provoca algo diferente. La veterinaria de mi perro me dijo: «Me gusta porque las mujeres tenemos que demostrar dos veces lo que somos». Algún hombre dice que llevarlo le alivia porque es como quitarse de encima el peso del patriarcado. Alba Flores se sentía comodísima. «Quiero enseñar al mundo cómo soy sin disfraz», decía.

-Que se lo pusiera Alfred en la gala de Eurovisión de ‘OT’ sí fue un verdadero triunfo.

-Fue increíble. Yo se lo mandé a la estilista del programa, Rosa, y pasó todos los filtros, el de TVE, el de Getmusic… Y todos estuvieron de acuerdo. Cuando se lo vi puesto dimos un bote en el sofá, yo y todo mi equipo. Confiaba en el discurso que tenía el programa y en Alfred. Que un tío de 20 años, heterosexual, sensible y con talento, diga que es feminista en televisión es algo increíble. Activismo delante de tres millones de personas.

- ¿Le ayudó la irrupción del movimiento #Metoo?

-Es natural que cada cierto tiempo el ser humano se dé un golpe en la cabeza, mire a su alrededor y se dé cuenta de que perpetuar ciertas cosas no tiene sentido. Yo prefiero una camiseta que ponga «soy feminista» a otra que ponga «soy princesa».

-¿Era importante que los lleven también personas anónimas?

-Sí, porque no quería que fuera algo elitista o exclusivo. Ojalá pudiera pintar un traje a todo el que me lo ha pedido. También quería que los perfiles fueran muy heterogéneos. Y muchos de esos 50 trajes los han compartido varias personas. Hay uno que lo ha llevado un amigo mío que es bailarín y se lo ha puesto también Alejandro Amenábar. Lo bonito es que todos, tengamos el género, la ideología o el trabajo que tengamos, estamos de acuerdo en ser feministas.

-¿Le han tirado los tejos las marcas de moda?

-Sí. Y con cifras suculentas. Mira que me ha costado dinero, porque la mayoría de trajes son cosa mía: los arreglos, los envíos…. Todos los trajes están firmados y numerados. Se subastarán en un evento y cada uno llevará una ficha que cuente su historia. El dinero recaudado irá para varias asociaciones de mujeres, desde transexuales a mujeres maltratadas o a inmigrantes… Ya veremos lo que conseguimos.

-Es lo más honesto, ¿no?

-Es de las cosas más bonitas y personales que he hecho. Y lo mejor de todo es que se hable.