La última andanada pública de Popovic con Willian José estuvo fuera de lugar. A cada comparecencia, el técnico ha tomado por norma atizar al brasileño, que algunas razones de peso ha dado durante su turbulenta estancia en el club. Tras el empate contra el Alcorcón, a Ranko se le fue la mano. De nuevo encauzó la frustración hacia su víctima favorita con una argumentación y con un calificativo desproporcionados, si entendemos el criterio de la justicia como algo global y no a medida del acto represivo, si miramos el partido en su conjunto y a cada uno de los jugadores con la misma vara de medir. Más ahora que cuando llegó, que prometió almíbar sin reparar en el acíbar, Popovic usa las ruedas de prensa para desahogarse y lanzar dardos afilados con mensajes contundentes: para Willian, para Eldin, para Suárez, para Jaime, para esa facción de la grada que pita porque no le gusta lo que ve...

El Real Zaragoza ha sumado 7 de los últimos 21 puntos. Una parte razonable de la explicación de semejante crisis hay que buscarla en la acumulación de lesiones, sanciones y bajas formas. Una parte, no el todo. El equipo ha desaprovechado el tramo más amable del calendario y para jugar el playoff tendrá que ganar a los mejores, que lo son aunque no tienen ni por asomo la intimidación jerárquica de sus homólogos de Primera. El camino no es tirar balonazos fuera. Es hacer autocrítica, dar rápido con las soluciones y mejorar.