La izquierda municipal volvió a escenificar ayer la tensión que envuelve sus relaciones. Comenzó con el consenso de aprobación definitiva de las ordenanzas fiscales para el 2018, unas propuestas que permitieron aclarar, por ejemplo, que apenas 200 comercio pagarán más IBI, mientras que a casi 28.000 se les va a mantener o rebajar. Pero ese apoyo en común entre ZeC, PSOE y CHA, saltó hecho añicos cuando el portavoz socialista exigió al concejal de Urbanismo, Pablo Muñoz, que rectificara unas declaraciones en las que se desentendía de cualquier compromiso adquirido con el PSOE en el presupuesto de su área. Los presupuestos siguen en el aire y el rifirrafe toma de nuevo carta de naturaleza en el consistorio.