Los franceses son muy suyos con todo y también con el deporte. Ahora la lían con los muñecos del guiñol, mirando hacia España y haciendo gansadas con los deportistas nuestros. Hay que comprender que los guiñoles basan su gracia en la deformación de la realidad.

Dicen los guiñoles en Francia que el éxito del deporte español procede de las dosis de dopaje que se meten los chicos que corren en bici, el propio Nadal o incluso la plantilla entera del Barça. Hombre, entiendo que la envidia te impulse a decir tonterías, pero acusar con cara de muñeco, es algo muy serio. Sobre todo porque es ilógico.

A lo mejor algún paisano nuestro se mete sobredosis de carajillo para correr el maratón, pero señalar a toda la plantilla del Barça parece exagerado. Y no tiene gracia. Y como la razón última es el humor, a esta gente hay denunciarla, no por grosera sino por sosos. A ver qué dice la justicia.

Si me nombran a la dama de los ojos tapados, me echo a correr. Hay por ahí un pobre hombre marginado en prisión que a día de hoy todavía no sale. Es un vulgar chorizo. Pero ha batido el récord de años en la trena. Cuando ves que un alto cargo del Banco Santander es indultado por Zapatero, pero todo su poder no es suficiente para darle la lila a este Miguel Montes, con 36 años entre rejas, comprendes que algo falla. Y no me cuenten milongas. Algo falla. Si yo fuera el juez encargado de ese caso tiraría la toga y montaría un bar de tapas. Me encontraría más feliz con mi conciencia.