Zapater ha conseguido lo que parecía imposible hace apenas unas semanas, después de la debacle en Palamós:devolverla ilusión a la afición zaragocista. Su presentación como nuevo refuerzo del Real Zaragoza no fue como la de un fichaje más, sino todo lo contrario.

Unas 6.000 personas peregrinaron hasta La Romareda para recibir con los brazos abiertos a su eterno capitán. Desde los fichajes de Aimar, D’Alessandro y Matuzalem no se vivía algo similar durante la presentación de un futbolista. Pero esta cita tenía algo especial. El león volvía a casa.

El ambiente en los aledaños de La Romareda, abarrotados por aficionados desde media hora antes de la llegada del futbolista, presagiaba un reencuentro inolvidable. Un regreso que la afición necesitaba. «Hacía falta alguien como Zapater, un zaragocista de nacimiento», aseguró David Sanz en la fila del estadio. Adultos, niños, mayores, todos querían arropar el retorno de uno de los suyos. Y Zapater tampoco quería perdérselo.

Pero nada podía preparar al de Ejea para lo que le esperaba en el césped. La hinchada blanquilla, con camisetas, banderas y bufandas del Real Zaragoza, lo recibió al son de «Zapater, Zapater, Zapater, te quiero». Incluso en algún sector de la afición se encendieron bengalas a la salida del futbolista. La historia de un amor correspondido. Una comunión de ilusión y compromiso. De esperanza. «¡Volveremos a Primera, volveremos otra vez!»,cantó la grada.

El liderazgo que faltaba

Zapater hizo las delicias de los aficionados durante casi media hora. Regaló balones y bufandas, se hizo selfis con la afición, firmó camisetas, banderas e incluso brazaletes de capitán, y posó con todas y cada una de las insignias que le lanzaban desde la grada. Todo ello sin borrar una sonrisa de complicidad de su rostro, sin dejar de atender las exigencias de los aficionados.

Era el día de Zapater, pero también de la afición. De responder al nuevo proyecto y de contestar a lo sucedido en la última jornada ante la Llagostera. Los zaragocistas no dudaron en apelar al jugador: «¡Haz que el vestuario tenga carácter!», pedía el zaragocismo. Zapater sonrió y asintió. «Este equipo, con once jugadores como Zapater, no estaría en el fango», sentenció Luis Monterde,uno de los muchos zaragocistas en las gradas.

Carácter, compromiso y trabajo. Las tres claves que Luis Milla dio para el nuevo Real Zaragoza son tres características que algunos aficionados destacaron de Zapater: «Es importante que haya un líder dentro del vestuario, y más en un equipo que quiere ascender», apuntó Cristian Navarro, emocionado por la vuelta del futbolista de Ejea.

El mensaje de unidad que el nuevo técnico del Real Zaragoza solicitó en su discurso de presentación se materializó con Alberto Zapater. La ilusión del zaragocismo, como el futbolista, regresó a La Romareda como si nunca se hubiera marchado. Como si Palamós hubiera sido solo una pesadilla.