En sus primeras apariciones en el equipo le bastó con la corrección defensiva, con guardar su viña con profesionalidad, que Abraham no lo estaba haciendo, para ganarse el derecho a volver a jugar en adelante en el lateral izquierdo. Luego desapareció sin haber dado razón para semejante purga, nada más que una media hora desentonado en la segunda parte en Mallorca. La reciente lesión de Abraham lo rescató para la titularidad y Diego Rico ha respondido incluso mejor de lo que lo hizo aquella primera vez.

Hoy es titular indiscutible en su puesto, regrese o no regrese su competidor, haya o no haya miedo injustificado a sus 20 añitos. En sus partidos Rico se ha comportado con el temple de un veterano y, en noviembre, ha añadido a su corrección defensiva un punto más de valentía para cruzar a campo contrario y tirar buenos centros desde tres cuartos, como el que originó el gol de Roger en el Insular. Su siguiente reto es hacer lo mismo y más habitualmente desde la línea de fondo.

Hasta ahora se ha preocupado de su misión principal: defender bien y con rigor táctico. Pero tiene presencia física, toque y capacidad de mejora para ser más ambicioso. Está recién renovado hasta el 2018 en una buena maniobra. Parece un futbolista rico, rico.