Trece meses lleva Narcís Juliá en la dirección deportiva, a la que llegó el 20 de diciembre del 2015, para traer desde entonces tres entrenadores, Lluís Carreras, Luis Milla y Raúl Agné, y hasta 21 jugadores, que son 22 con la llegada de Saja, una lista que aumentará más este enero. El director deportivo ha fichado, pues, a una plantilla completa en poco más de un año y la situación, lejos de mejorar, ha ido a peor, porque el Zaragoza está en el momento más delicado desde que aterrizó la Fundación en el 2014.

Y un balance de esos 21 refuerzos ya cerrados da para muchas más sombras que luces en los aciertos, que han sido contados. Juliá se ha movido en bastantes casos en un radio limitado. Con futbolistas que conocía directamente, como Dongou, Bagnack, Campins o Edu Bedia, de su paso por la secretaría técnica del Barça, o Xumetra, al que dirigió en el Girona, o muchos otros de referencias cercanas, normalmente del paso por Segunda de esos futbolistas o de su dilatada carrera, como José Enrique o los regresos de Cani o Zapater, si bien en esos dos refuerzos hubo otras connotaciones, sobre todo en su capacidad de ilusionar a la grada.

Es cierto que Juliá ha tenido un margen de maniobra económico limitado (el límite salarial en verano fue de 5,1 millones, el undécimo de Segunda) y que el Zaragoza, con todos los problemas que ha vivido, no es el club ni de lejos que antes atraía a muchos como destino. Por no hablar del peso de esta camiseta en Segunda sobre el rendimiento de otros jugadores, que parecen liberarse en cuanto se van.

Llegó Juliá tras la destitución de Martín González y con la apuesta por Carreras realizó una revolución en enero de seis fichajes y tres bajas, las de Aria, Jorge Díaz y, sobre todo, la de Ortuño, que fue la que más margen económico dio para cambiar el vestuario. Dongou, al que conocía del Barcelona, fue el primero. Lanzarote fue una petición de Carreras, Campins arribó por las lesiones de Bertrán e Isaac, Javi Ros, para ganar capacidad en la medular con el balón y, sobre la bocina del cierre, lo hicieron Guitián, por la lesión de Vallejo, y Culio, una ocasión de última hora que defraudó más que otra cosa. De los seis, solo Dongou, Ros y Lanzarote siguen, el último tras una tortuosa renovación.

Cani y Zapater abrieron la veda en verano, unos retornos que devolvieron la ilusión tras el varapalo de Palamós. El índice de aciertos de Juliá fue bastante bajo en defensa, donde el rendimiento de Marcelo Silva sí está respondiendo y el nivel de José Enrique está fuera de duda, aunque en su fichaje, desde el mercado del paro, tuvo mucho que ver Zapater. Casado y Bagnack han dejado mucho más que dudas, Fran está aún por crecer y en Popa no han creído ni Milla ni Agné. Tampoco ha salido la apuesta por Irureta en la portería (a Ratón se le hizo ficha del primer equipo, pero ya estaba en el club). Barrera, que también tiene la puerta abierta para irse, Juan Muñoz, a punto de hacerlo, Xumetra, de discreto nivel pese a su experiencia, y Edu García completan la lista de fichajes veraniegos.

Enero ya ha traído a Jesús Valentín, desde el Huesca y titular ahora en el mediocentro cuando llegó para reforzar el eje, y a Edu Bedia, que mostró talento y lustre hace unos años, en el Hércules y en el Barça B, pero que en el Oviedo ha pasado por el ostracismo. Y ahora viene Saja, portero veterano que llega para empujar más a una salida a Irureta.