Fue un triunfo normal, esperado, lógico. También gris, tristón a ratos por el fútbol que no logra encontrar el Zaragoza. Quizá es un equipo compacto, pero no encuentra los caminos del desequilibrio en ataque, donde ayer buscó alternativas retrasando a Cani, por ejemplo, o juntando dos delanteros. El partido fue eso, un banco de pruebas, sin conclusiones firmes. El equipo de Milla ganó con comodidad y da otro paso hacia la verdad, aunque el encuentro le volviese a dejar dudas.

Luis Milla propuso un sistema muy novedoso, con Erik Morán incrustrado entre los centrales siempre que el Zaragoza tenía el balón. No fue el recurso al uso de otras temporadas, con el centrocampista más defensivo ayudando en la trabada salida del juego. El vasco era siempre el tercer central cuando el equipo zaragozano tenía el balón, que fue casi siempre anoche en Pinilla ante el Teruel, un rival de Tercera bien digno, perfilado siempre para sacar un contragolpe. La novedad permitió estirar a los dos laterales hasta convertirlos casi en extremos. Lo hizo Fran Rodríguez por la derecha; mucho más Casado en la izquierda. La intención de Milla permitió a Cani jugar por dentro junto a Javi Ros, los dos hombres más preparados para dibujar el fútbol de ataque en este equipo.

El aragonés encontró algún pasillo de luz hacia Dongou y buscó las bandas, que de entrada ocuparon Xumetra y Ángel. La caída del delantero canario hacia el ala izquierda fue otra de las innovaciones de Milla, que se dejó en casa a Irureta, Zapater y Manu Lanzarote, que aparecerán en los últimos envites antes del comienzo de Liga, en los partidos que deben marcar el ritmo con el que entrará el equipo en la competición el 22 de agosto ante el UCAM Murcia.

Y es que Milla anda guardando energías de sus hombres en los partidos que no son de primer orden, así que a Javi Ros lo sacó del terreno de juego a la media hora. Cero riesgos se quieren. Antes de irse, el navarro dejó el mejor gol de la pretemporada, con un zapatazo desde 25 metros que Albero no encontró. El golpeo con la zurda rebotó en el palo izquierdo antes de subir al marcador, donde el Zaragoza mandó desde el 17. No fue tal la superioridad en el césped, con el equipo zaragocista obtuso en la línea de creación, sosete, simplón, tirando a aburrido. No es que el Teruel jugase de tú a tú, entiéndase bien, pero los hombres de Milla tampoco fueron capaces de poner en el fútbol las dos categorías de diferencia que existen.

El conjunto de las cosas, con el cuadro de Moisés Gutiérrez siempre concentrado y peleón, dejó un primer tiempo feo, con un tiralíneas de Cani para Dongou, a quien Albero dejó sin gol ya en el regate, y un remate de cabeza limpio de Casado que el portero local envió a córner. El segundo tiempo abrió espacios a otros conceptos y pruebas. Entraron Isaac, Rico y Pombo, con Fran Rodríguez por delante de Carcelén. Rico fue central, algo que se contempla para un futuro. El resumen, con Pombo haciendo de Cani, dejó un sistema más natural, un 4-1-4-1 con Erik Morán otra vez en el ancla. Fue el muchacho de la cantera el que dio el relumbrón de la segunda parte con una contra preciosa, talento puro en el regate y la aceleración. Se quedó sin el premio gordo en la línea, hasta donde llegó Raúl Guti acompañando para empujar.

El 0-2 anunció lo que quedaba, con un Teruel fatigado y un ataque donde Milla tiene trabajo. No ha encontrado el punto para que su equipo haga daño. Faltan tres pruebas, claro, más el desarrollo natural de la temporada, en la que aparecerán variantes de progreso, seguramente con otro delantero, quizá con un central más. De momento, Popa será titular, sin duda. Alguna tiene su equipo, que debe empezar a acelerar ya. Este sábado.